25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que merece una reflexión social colectiva.

   700 mujeres han sido asesinadas en la última década en España. Un dato escalofriante que pone de manifiesto que la violencia que se ejerce contra las mujeres está presente en nuestras vidas. No es cosa del pasado ni de otra etapa histórica. Es la realidad que debe afrontar una sociedad democrática, libre e igualitaria como la española.

   La violencia que sufren las mujeres es un atentado contra la dignidad humana, una vulneración de los derechos humanos y la mayor manifestación de discriminación femenina que atañe no sólo a las 44 mujeres españolas, el 45% en el ámbito rural, que han sido asesinadas en España en lo que va de año, sino a toda la sociedad.

   La frialdad de una cifra nos dificulta valorar la relevancia que tiene esta lacra social. Cada cifra tiene rostro de amargura, de dolor, de desigualdad. Cada cifra tiene nombre y apellidos, familias rotas, proyectos e ilusiones truncados. Cada cifra esconde la impotencia de una sociedad, como la española, que no consigue acabar con esta lamentable situación.

   Por este motivo, como presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), quiero expresar, en mi nombre y en el de las 90.000 mujeres afiliadas a esta organización, nuestra más rotunda condena y repulsa a la violencia que se ejerce contra las mujeres.

   Una situación que reclama respuestas gubernamentales y sobre todo, medidas de prevención que pongan fin a los atentados que se ejercen contra las mujeres,  como es la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres 2013–2016 aprobada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que recoge por primera vez un capítulo específico para la prevención de la violencia en el ámbito rural.

   Este documento es un instrumento vertebrador de 284 medidas para la actuación coordinada de los poderes públicos con el objetivo de romper el silencio que es cómplice de la violencia, visibilizar todos los tipos de violencia, formar y sensibilizar a todos los agentes implicados, evaluar, seguir y erradicar este lacra social y sobre todo, atendiendo a los colectivos más vulnerables, como es el caso de las mujeres rurales.

   La Estrategia Nacional sostiene que casi el 17% del total de mujeres que declaran haber sufrido maltrato residen en las zonas rurales españolas. Además, asegura que la residencia en los municipios rurales condiciona la denuncia de la violencia de género, hasta el punto de hacerla casi inexistente.

   Por ello desde AMFAR, insistimos en la prevención de la violencia y aplaudimos los recientes esfuerzos presupuestarios que permiten poner al servicio de las mujeres nuevas herramientas como es el caso de la asistencia jurídica gratuita durante todo el proceso de denuncia y la puesta en marcha de esta Estrategia Nacional que cuenta con un presupuesto total de 1.530 millones de euros para el desarrollo de actuaciones de prevención, sensibilización, coordinación institucional y administrativa y la asistencia a los colectivos más vulnerables durante los próximos tres años.

   Por último, desde AMFAR animamos a las mujeres a romper el silencio, a denunciar. Les brindamos todo nuestro apoyo y el acompañamiento necesario para dejar de sufrir. Les ofrecemos nuestro consejo y respaldo para acabar cuanto antes con la violencia que se ejerce contra las mujeres.

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