Se trata de una alergia que afecta aproximadamente al 3 por ciento de los niños en todo el mundo y es el tipo de alergia más frecuente en edades inferiores a los 12 años. De hecho, según las principales conclusiones de este encuentro, más de un 3 por ciento de los niños de todo el mundo con edades inferiores a 12 años tienen alergia a la PLV.

    Esta proteína puede encontrarse en productos aparentemente no lácteos pero que contienen proteínas lácteas en su composición como salsas, embutidos, carnes congeladas, aperitivos salados o gominolas. Además, la adquisición de la tolerancia a la PLV permite a los lactantes y bebés incluir en su dieta alimentos lácteos, algunos tipos de queso, yogures y postres lácteos.

    Hasta ahora, el protocolo de tratamiento consiste en la eliminación de la PLV de la dieta pero, a diferencia de lo que ocurre con otras alergias alimentarias, la mayoría de los pacientes con esta alergia desarrollan la tolerancia oral por sí mismos. No obstante, cuanto antes se desarrolle esta tolerancia, antes se podrá abandonar la dieta exenta de proteínas de leche de vaca.

   En este sentido, el coordinador del Grupo de trabajo de Alergia alimentaria de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma Pediátrica (SEICAP), Luis Echeverría Zudaire, ha asegurado que la eliminación de la PLV de la dieta limita de forma "importante" la vida del niño y de su familia, sobre todo si la alergia persiste por encima de los 4 años de vida. Por tanto, prosigue, que el paciente sea capaz de tolerar la leche cuanto antes supone un "gran beneficio" para el propio paciente y para su familia.

    Por su parte, la presidenta de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, Carmen Ribes, ha destacado la importancia de conseguir "cuanto antes" la tolerancia oral a esta proteína con el fin de evitar complicaciones digestivas, como repercusiones nutricionales relacionadas con las propias dietas restrictivas, pero también con incumplimientos o transgresiones de la dieta.

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