“Ayer fue un día largo”. Son palabras de la ganadera y secretaria general de COAG Asturias, Mercedes Cruzado, que tras conocerse, a última hora de la tarde del miércoles 31  los acuerdos alcanzados en Madrid en lo relativo a las exenciones en la normativa de purines para la Cornisa Cantábrica, respiraba algo mas aliviada. Una situación que no se vivirá en otras zonas de España.

COAG-Asturias no disimula su satisfacción, aunque contenida, porque “tenemos claro que tarde o temprano volverán a por nosotros, hay demasiados intereses detrás de todo esto y buscan objetivos fáciles”.

Sin embargo, aplaude el acuerdo, ya que recuerdan sus argumentos de «cómo se puede entender que en unas zonas (Cornisa Cantábrica) en las que la estructura de la propiedad y  las características del terreno son inadecuadas para meter unas maquinas muy pesadas, muy aparatosas que ademán requerirían la compra de tractores más potentes, aumentando el consumo y el aporte de CO2».

“La ceguera burocrática hace mucho daño al campo, no pisan prao,  pisan moqueta, no saben de lo que hablan”.

Y eso, insiste la organización agraria, «por no hablar de la imposibilidad económica de los ganaderos asturianos, una nueva reconversión propiciaría el cierre de muchas explotaciones y además sin tener culpa de nada».

Por todo esto, desde COAG-Asturias han anunciado que se pondrán «ya mismo a trabajar para enviar los informes pertinentes a Bruselas a través de nuestros europarlamentarios que para algo están allí. Vamos a llamar la atención sobre la falta de rigor burocrático al redactar las normas, como quien hace un’coctel’, somos Unión Europea, está claro, pero ni producimos igual, ni vivimos en los mismos sitios, ni en las mismas condiciones. Pediremos seriedad y respeto para la ganadería y la agricultura asturiana, símbolo de calidad y salud alimentarias».

De igual modo, han insistido en que “era muy injusto que los ganaderos asturianos fuésemos los más perjudicados, a pesar de ser los menos responsables de las emisiones contaminantes», para hacer un resumen muy claro de lo que ha sucedido en Bruselas: “La ceguera burocrática hace mucho daño al campo, no pisan prao, pisan moqueta, no saben de lo que hablan”.

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