Los agricultores observan con preocupación y muchas dudas los avances en los acuerdos comerciales de libre comercio de la Unión Europea (UE) con países terceros y reivindican un mayor esfuerzo diplomático para que el campo no salga perjudicado de la apertura de fronteras.

La ratificación del Acuerdo de Libre Comercio entre la UE y Canadá (CETA) en el Congreso esta semana ha sacado a relucir, una vez más, la complejidad de las negociaciones comerciales y los desvelos del sector agrícola por su letra pequeña, más allá de los debates políticos.

Falta «un mayor esfuerzo diplomático» de la UE y de sus Gobiernos para que la liberalización no se haga a expensas del agricultor

Fuentes de las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA y de Cooperativas Agro-alimentarias declaran a Efeagro que para este segmento productivo, cada vez más centrado en los mercados exteriores, detrás de todos estos acuerdos muchas veces los resultados son «frustrantes».

Aparte del CETA, destaca en estos momentos la negociación entre la UE y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay); los productores han insistido en el «peligro» de la apertura al bloque latinoamericano -potente exportador agrícola-.

El director de relaciones internacionales de Cooperativas Agro-alimentarias, Gabriel Trenzado, ha manifestado que hace falta «un mayor esfuerzo diplomático» de la UE y de sus Gobiernos para que la liberalización no se haga a expensas del agricultor.

Cooperativas Agro-alimentarias ha pedido que no se busque un acuerdo de libre comercio «a toda costa» con Mercosur, pues dentro de este grupo hay potentes exportadores agrícolas, en sectores como la ganadería o los cítricos.

Trenzado insiste en que es generalizada la falta de reciprocidad entre la UE y sus socios; alude a que Bruselas negocia como un solo bloque, pero luego, cuando se aplican los convenios, cada uno de sus 28 países debe discutir para que sus operadores nacionales accedan a ese mercado en un producto concreto.

El CETA un acuerdo que beneficia a unos, como los hortofrutícolas, pero perjudica a otros, como el vacuno

Por ejemplo, apunta que el CETA es un «buen acuerdo», pero tiene «capas técnicas» y recientemente hubo problemas por protocolos que entorpecieron el envío de frutas de hueso o kiwi a ese destino.

El coordinador sectorial de Frutas y Hortalizas de Asaja, Benjamín Fauli, apunta que el CETA podría ser positivo para los envíos hortofrutícolas, porque Canadá es un país del norte con oferta limitada, pero preocupa más su impacto en el caso del vacuno.

Para Fauli, los acuerdos comerciales de libre comercio son «muchas veces frustrantes» y menciona también las preocupaciones fitosanitarias, ya que «todos los años entran tres o cuatro plagas» debido a las importaciones.

En este sentido, recuerda el pacto entre la UE y varias naciones de África del Sur, por las concesiones a los cítricos de Sudáfrica.

El representante de la comisión ejecutiva de COAG Andoni García se muestra más radical contra el CETA, porque a su juicio «hace prevalecer los derechos de las grandes empresas» y «condena el modelo de agricultura familiar frente a otro industrial «basado en las hormonas» y los «transgénicos».

La impresión de que el sector es «moneda de cambio» en las negociaciones comerciales

Asegura que Mercosur también es un peligro, puesto que importaciones como las de Brasil repercutirán en una bajada de los precios que perciben los agricultores y ganaderos.

El responsable de Relaciones Internacionales de UPA, José Manuel Roche, afirma que el CETA «no es el acuerdo que quieren los agricultores y ganaderos» y que, en general, el sector es «moneda de cambio» en las negociaciones comerciales.

Al hablar de frentes, el sector resalta el «brexit» y la condición del Reino Unido -cuarto destino más importante para las exportaciones agroalimentarias españolas-, que dentro de dos años pasará a ser un «país tercero» ajeno a la UE.

Roche afirma que un «brexit» duro podría dañar relaciones «muy consolidadas», como las ventas de vino español, por lo que sería conveniente una salida «más blanda» y que el Reino Unido tuviera un estatus similar a los de Noruega o Suiza, países no comunitarios pero que pertenecen al Espacio Económico Europeo.

(Texto: Mercedes Salas / Efeagro)

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