Los vecinos alarmados ante los posibles daños que podía provocar el ciervo, un macho con una importante cornamenta, tanto a las personas como a los cultivos logaron conducirlo a un establo de caballos donde quedó confinado hasta la llegada de los agentes de Medio Ambiente.

     Una vez en la zona, los agentes de la Consejería de Medio Ambiente requirieron la ayuda del veterinario del ZooBotánico de Jerez cuya colaboración fue indispensable para poder sedar al animal mediante un dardo y subirlo a un vehículo, actuación en la que nuevamente colaboraron los vecinos.

     Posteriormente fue trasladado en barcaza hasta la orilla del Parque Natural de Doñana de donde procedía el ciervo. Una vez recuperado de los efectos de la sedación, el animal se adentró en su hábitat.

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