Asaja ha alertado del «pésimo» arranque de la campaña de siembra del cereal y que prolonga la «agonía» de un sector que arrastra el desgaste y las pérdidas de la sequía de la anterior campaña, la peor de las últimas décadas en Castilla y León.

«Hemos perdido octubre, que ha quedado prácticamente en blanco. Muchas labores no se han hecho y las que se han hecho ni siquiera sabemos si servirán para algo», ha advertido este martes 31 en un comunicado el presidente de Asaja de Castilla y León, Donaciano Dujo.

A estas alturas ya es tarde para determinados cultivos, como la colza, que precisa de ser sembrada recién empezado el otoño, «algo que ralentiza el avance de un cultivo que está en expansión en la comunidad autónoma», según sostiene Dujo, quien además advierte de que pueden verse desplazados otros cultivos de ciclo largo, especialmente el trigo, puesto que la cebada admite una siembra más tardía.

El temor principal es que lo que se ha sembrado ni siquiera nazca, lo que haría necesario volver a sembrar

La situación del campo de Castilla y León ante la siembra del cereal es muy incierta para Asaja ya que en la inmensa mayoría de las tierras que se cosecharon este verano no han podido levantarse los rastrojos ni preparar el lecho para una nueva sementera por la falta de agua.

Y donde se ha podido hacer, ha sido principalmente en las tierras de peor calidad, que son las que se dejan en barbecho. Todo ello, sumado a la falta de liquidez del sector por la sequía, ha obligado a los agricultores a reducir los gastos.

El temor principal de los agricultores ante la siembra del cereal es que lo que se ha sembrado ni siquiera nazca, lo que haría necesario volver a sembrar o dejar que, de partida, nazca mal.

Igual incertidumbre hay en el regadío ya que, aunque mayoritariamente se siembran en febrero y marzo, es ahora cuando hay que planificar la explotación.

Y teniendo en cuenta la escasísima disponibilidad de agua, la disyuntiva para los regantes es aparcar cultivos que demandan más riego, como maíz, patata o remolacha, y optar por el cereal, sobre todo trigo.

O incluso si llegada la primavera tampoco se contará con agua esas tierras de regadío se quedarían en barbecho, situación nunca antes pensada.

Por último, Asaja recuerda que la ganadería, especialmente de extensivo, lleva ya meses acumulando pérdidas por la ausencia de pastos.

«No ha caído una gota y no hay ni rastro de pastos de otoñada. El sector lleva ya muchos meses manteniendo a la cabaña a base de piensos y forrajes a precios inasumibles», lamenta Donaciano Dujo.

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