EFE.- Los restos fueron hallados hace más de dos años cerca de la carretera Panamericana, en el norte de Chile, pero la incógnita de los paleontólogos era establecer por qué 40 ballenas de una antigüedad de entre seis y nueve millones de años se conservaron en un mismo lugar durante tanto tiempo.

Un equipo de científicos chilenos y estadounidenses, encabezados por el paleontólogo Nicholas Pyenson, del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian de EEUU, ha trabajado desde entonces para desentrañar el misterio que rodea este varamiento masivo, pues se hallaron más de 40 fósiles de ballenas rorcuales, así como otros de delfines con una cabeza similar a las morsas.

También se encontraron esqueletos de peces picudos, osos perezosos acuáticos y focas, según los expertos, que publican hoy su estudio en la revista británica "Preceedings of the Royal Society".

Según Pyenson, este cementerio es resultado de cuatro varamientos masivos distintos y todas las pruebas apuntan a que unas floraciones de algas nocivas pudieron producir la muerte de esos animales, ya sea por ingestión o inhalación de estas plantas marinas tóxicas, también conocido como el fenómeno de la marea roja.

Una de las causas recurrentes en los varamientos de ballenas actuales es precisamente la presencia de estas algas nocivas, que puedan causar una muerte muy rápida al ser ingeridas o inhaladas.

Estas criaturas pudieron ser "susceptibles a floraciones de algas dañinas", insistió el paleontólogo.

Si bien no pueden decir de manera contundente que las algas provocaron la muerte, los científicos se inclinan por esa razón al encontrar restos de la actividad de algas marinas.

Hasta ahora se pensaba que estos mamíferos, del tamaño de un autobús, se habrían desorientado y quedaron en la playa o fueron atrapados en una masa de agua salada que, a raíz de una tormenta o un temblor de tierra, quedó aislada del mar.

Tras el hallazgo, los científicos registraron la mayor cantidad de detalles posible, incluso la construcción de modelos tridimensionales de los restos de los esqueletos, que les ayudaron en sus trabajos posteriores para establecer cómo estas ballenas llegaron hasta ese lugar del norte de Chile.

Los fósiles, de entre seis y nueve millones de años, quedaron con el tiempo por encima del nivel del mar por la fuerza de las placas tectónicas, que también crearon los Andes.

Lo curioso del hallazgo es que muchos de los fósiles están en perfecto estado, con excepción de algunos cortes producidos por la actividad de los cangrejos, y la mayoría de los animales quedaron con la panza hacia arriba, lo que hace pensar que murieron en el mar o muy poco después de quedar varados en la costa, según el artículo.

Los fósiles, muchos de los cuales fueron llevados al museo de la Caldera para ser analizados, aparecieron en una colina desértica a más de un kilómetro del oleaje y su hallazgo ha permitido conocer también la vida marina de la época.

Los científicos estiman que en la zona de Cerro Ballena puede haber muchos otros fósiles aún no descubiertos.

Si bien se sabía de la existencia de restos de cetáceos en el área de Cerro Ballena, no fue hasta que se empezó a trabajar en unas obras en la Panamericana en 2010 que los científicos se dieron cuenta de la importancia del lugar.

Aunque los paleontólogos han descubierto fósiles de ballenas en países como Perú o Egipto, el cementerio de Atacama en Chile es considerado uno de los más importantes del mundo por lo bien conservados que se encuentran los fósiles.

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