Los avances en la investigación de nuevas variedades han permitido igualmente establecer los componentes genéticos de las mismas, por lo que con un simple análisis de su ADN se permite conocer con total exactitud en el mismo árbol de que variedad se trata aún sin presencia de sus frutos.

   Anecoop, propietaria de la variedad y la única que puede realizar la venta de los frutos, tiene igualmente establecido un registro del material vendido y su localización geográfica con indicación de polígono, parcela y titular, información que utilizando los sistemas de trazabilidad que tiene implantados, se refleja en el código de barras que acompaña al producto en el momento de proceder a la venta de sus frutos. Por este motivo, aparte de lo fácil que puede ser la identificación de los frutos producto del material robado y en consecuencia su procedencia y localización geográfica, los que compren o utilicen este material pueden incurrir en un doble delito, uno por reproducción de la variedad protegida sin autorización de su titular, y otro por receptación al comprar material proveniente del robo.

   En este sentido, responsables de Anecoop han explicado: “Los tiempos han cambiado, por lo que el agricultor cuando compre material vegetal debe exigir la identificación del vendedor, la variedad de que se trata y la procedencia del material comprado, guardando los justificantes de todo ello para evitar desagradables sorpresas futuras y verse implicado en procesos judiciales”.

   El desarrollo de esta nueva variedad de clementina es una de las acciones de Anecoop orientada a dar una mayor rentabilidad a los socios. Su producción controlada, pretende evitar los problemas de exceso de oferta y ayudar a la rentabilidad futura de la variedad.

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