Y se hará porque todas las comunidades, pese a las constantes acusaciones se “secretismo” y de “falta de información”, ya saben a grandes rasgos lo que les va a tocar a cada una, pero como ninguna está plenamente conforme intentarán arañar a su favor el margen de negociación que el propio ministro ha dejado para lograr el ansiado ‘consenso’.

CCAA y organizaciones agrarias ya saben qué y cómo se va a repartir todo

     Y buena prueba de esto es que Andalucía ha sido la que más claramente ha dicho que no va a aceptar perder entre 500 y 700 millones de euros que recoge la propuesta ministerial, lo que demuestra que es consciente de que va a ver recortada parte de su asignación –al haber dejado de ser región objetivo 1 y, por tanto, tener que ver reducido los fondos de desarrollo rural–, y que ya sabe (y quizás exagere) la cantidad que se va a dejar en el camino y quiere recuperar por otras vías, como los mecanismos correctores o estabilizadores existentes para que salga menos perjudicada.

    Y si Andalucía sabe cómo va a acabar, lo saben el resto de comunidades, como saben las propias organizaciones agrarias que la ganadería va a ser la más perjudicada en el reparto final, aunque cada cual intente que ‘su’ ganadería también se beneficie de ayudas adicionales para no perder más dinero que el que la propia CE y el Parlamento Europeo han determinado en la negociación de la PAC.

    Como todos saben cuál va a ser la definición de agricultor activo, porque el ministro la ha venido defendiendo desde hace muchos meses y que, lógicamente, no es la defendida por la mayoría de organizaciones agrarias, que buscan más ayudas para el pequeño agricultor o ganadero y menos para lo que definen como “especuladores” o “agricultores de sofá”, pero que a la postre generan tanto beneficio al campo como los que viven simplemente de su tierra.

    Por eso, la Conferencia Sectorial que ahora se inicia no va a generar excesivas sorpresas sobre lo que ya todo el mundo sabe. Dará igual las declaraciones de los parlamentos regionales, los acuerdos autonómicos sobre los límites que no se van a cruzar o aceptar, todos los que se sienten en la mesa saben de antemano qué va a pasar y que sólo queda por perfilar lo que se puedan arañar de fondos adicionales para salvar la cara ante sus agricultores y ganaderos.

    Porque no se debe olvidar que esta negociación es meramente un reparto de dinero entre el Gobierno y las comunidades autónomas y de eso es lo que van a hablar, aunque las declaraciones posteriores mencionen cuestiones como la comarcalización, las ayudas acopladas o el desarrollo rural y, sobre todo, los esfuerzos que se seguirán haciendo hasta que el acuerdo sea definitivo para favorecer  a determinados sectores.

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