Además, esta falta de planta se está traduciendo en un incremento de los precios, con el consiguiente perjuicio para los agricultores.

       Las plantas de las variedades blancas, como la Airén y Macabeo, y la tinta, caso de la Tempranillo o Cencibel, son las más difíciles de conseguir, porque son las más solicitadas por los viticultores para acometer los planes de reestructuración del viñedo, lo que también ha provocado que su precio se encarezca considerablemente, ha informado a Efe el presidente de la Sectorial, Pedro Alcolea.

      La consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, aseguró a mediados de noviembre en Valdepeñas que su departamento autorizará planta de viña estándar o bien de otras variedades de uva para la reestructuración de viñedos al objeto de que los agricultores no pierdan los derechos de replantación de esta campaña.

     Soriano, quien hizo este anuncio tras constatar los problemas de suministro y el encarecimiento de las plantas con el que se están encontrando los viticultores, subrayó que ésta es una de las soluciones que se han planteado porque es lo que permite la normativa de la Unión Europea.

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