Siempre, tradicionalmente, las cifras de una manifestación o protesta ha variado en función de quién gobierne. Si quien está en el poder convoca el acto, las cifras ‘oficiales’ se disparan. Si va contra con él, se reducen al mínimo, mientras que los convocantes sistemáticamente multiplican, más que suman, sus asistentes. Ayer la UPA salió a la calle en Madrid para quejarse de las ayudas de la PAC y para presionar a las CCAA en la Conferencia Sectorial de Agricultura y se descubre que las cifras varían hasta cinco veces según los distintos cálculos. En el fondo da igual la cantidad, pero sorprende que en una ciudad como Madrid, gobernada por Podemos, la Policía Local tire tan a la baja la asistencia. A lo mejor son los ‘tics’ del pasado.

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