EFE.- Así lo ha explicado a Efeagro Gonzalo Sáenz de Samaniego, uno de los propietarios de Bodegas Ostatu, quien ha detallado que en este momento están recuperando viejos olivos que estaban en abandono, lo que, sumado a una nueva plantación de hace cinco años y alguna más que barajan impulsar en el futuro, contribuirá a dar protagonismo al olivo en La Rioja Alavesa.

En los últimos años, esta comarca ha ido apostando por la recuperación de un cultivo tradicional que había quedado en el olvido, a pesar de que durante años fue un complemento habitual de la vid en las explotaciones agrícolas, según la compañía.

Tanto es así que no sólo la recuperación del olivo ha sido protagonista, sino que en los últimos 10 años la extensión de la superficie de olivar ha aumentado en unas 120 hectáreas.

Sobre las cualidades de este aceite elaborado por Bodegas Ostatu, Sáenz de Samaniego ha indicado que, desde el punto de vista físico-químico, «presenta una composición de ácidos grasos muy equilibrada con ácidos grasos saturados relativamente más bajos que en el resto de aceites de otras variedades».

Además, el contenido en ácido oleico monoinsaturado es alto, así como de polifenoles totales (media superior a 500 ppm), unos «antioxidante naturales que incrementan la estabilidad oxidativa del aceite y contribuyen a conferirle su principal característica, al ser responsables del picor y amargor del aceite», según ha señalado.

En cuanto a las notas de cata, describen que en «el aceite de la variedad Arróniz dominan los atributos en boca (picante, amargor y astringencia), muy relacionados con el alto contenido en polifenoles».

«Todas las connotaciones aromáticas son de tipo «verde», como almendra verde, alcachofa o verdura», ha destacado Sáenz de Samaniego, quien afirma que es el aceite «ideal» para acompañar ensaladas, verduras, estofados, y en general, toda clase de guisos.

«Nuestra intención, más que ir al objetivo de producción de aceite, es poner en valor un cultivo tradicional de Rioja Alavesa, que casi terminó por desaparecer», ha insistido.

Con la incursión en el mundo del aceite, buscan lo etnográfico y paisajístico, «ya que todo ello va en aras a mejorar nuestro entorno y la diversidad natural y cultural de nuestra comarca».

El aceite que acaba de salir al mercado recientemente fue recolectado en diciembre de 2013 y, con él, la bodega de Samaniego vuelve a lo que era tradicional en la mayoría de las familias viticultoras de la zona: la combinación de olivo y vid.

Este aceite procede de sus olivos situados en los viñedos de Valdepedro, Custiera y El Olivar, además de los de la plantación que hicieron hace cuatro años en San Roque, todos ellos en el término de Samaniego.

Preguntado sobre la evolución de Bodegas Ostatu, ha remarcado que 2013 ha sido «un buen año en cuanto a la comercialización de nuestros vinos», ya que incrementaron las ventas en torno a un 10 %, una previsión que mantienen ligeramente a la baja para 2014.

En cuanto a las novedades de la compañía, ha asegurado que este año están acometiendo dos proyecto «de gran calado estratégico, que van a marcar su futuro en los próximos años».

Por una parte, acometen obras de ampliación y acondicionamiento de las instalaciones de elaboración, en su apuesta por obtener unos caldos «de alta calidad» bajo el concepto de «vinos parcelarios», por lo que implantarán procesos con los que «se facilite y simplifique la diferenciación de cada uno de los vinos en virtud de su parcela de origen».

De otro lado, trabajan en la mejora continua de las técnicas de cultivo, con especial interés a la diversidad biológica y la obtención de la máxima expresividad y calidad de los diferentes viñedos.

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