Desde finales de febrero, los accesos por carretera al puerto de Santos, la principal terminal portuaria del país, ubicada en el estado de Sao Paulo, presentan larguísimas colas de camiones a los que no les queda más remedio que parar el motor y armarse de paciencia durante horas en espera de poder salir del atolladero, constató Efe.

    El principal enlace desde el área metropolitana de Sao Paulo al puerto, por donde pasa al más de un cuarto de todas las exportaciones e importaciones de Brasil, es un sistema de autopistas de cerca de 180 kilómetros y un movimiento anual de 30 millones de vehículos.

    Una fuente de Ecovias, la concesionaria que gestiona esas carreteras, dijo a Efe que la cantidad de camiones concentrados, en los últimos días especialmente en los accesos de la orilla izquierda, próxima al municipio de Guarujá, se debe a problemas en el interior de las terminales del puerto.

    En cambio, el director presidente de la autoridad del puerto de Santos (Codesp), Renato Ferreira Barco, explicó a Efe que "el problema se encuentra en los accesos al puerto. Son necesarias inversiones tanto en el sistema viario como en el ferroviario", aseveró.

    Barco aseguró que el puerto dispone de capacidad suficiente para "recibir, almacenar y embarcar la producción agrícola y está dotado con modernos equipamientos que permiten operar con eficiencia la demanda de cargas".

    En los dos primeros meses del año, el puerto de Santos procesó 15,5 millones de toneladas de carga, un 15 por ciento más que en el mismo periodo de 2012, debido en particular al aumento de las exportaciones de maíz y azúcar, según Barco.

    Otro elemento que explica la alta concentración de camiones con cargas perecederas al mismo tiempo en las carreteras que rodean a Santos es la ausencia de sistemas de almacenamiento en las áreas productoras.

    Según la revista Exame, solo el 16 por ciento de las explotaciones agrarias brasileñas disponen de almacenes. Eso significa que toda la cosecha, cuando llega, tiene que embarcarse o venderse en el mercado interno de forma inmediata.

    Y mientras las cifras de producción siguen batiendo récords, el retraso en el embarque de granos hace que el país pierda ingresos.

    Según el Sindicato de las Agencias de Navegación Marítima del Estado de São Paulo (Sindamar), solo los agentes marítimos sufrieron pérdidas de 115 millones de reales (unos 57,5 millones de dólares) desde enero hasta fines de marzo por los atrasos.

    Otro perdedor es el ciudadano común y corriente, que comparte carreteras con los camiones en sus desplazamientos cotidianos, y que también sufre la ‘maldición’ de la cosecha récord.

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