Investigadores del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), organismo autónomo adscrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, han puesto en marcha un estudio dirigido a lograr la regeneración de suelos agrícolas degradados en zonas áridas y semiáridas, a partir del uso de Bituminaria bituminosa, popularmente conocida como Tedera -planta empleada tradicionalmente en el Archipiélago como forraje para alimentación del ganado-, en combinación con el empleo de hongos micorrícicos y rizobios, unos microorganismos benéficos presentes de manera natural en las raíces de las planta que mejoran la fertilidad de los suelos.

La Tedera es una especie presente en todo el Mediterráneo, en auge a nivel internacional por su interés como pasto, que tiene una gran presencia en Canarias, donde destaca por su buena adaptación a diferentes suelos y condiciones climáticas, incluso en zonas áridas y semiáridas, y su calidad como forraje.

Los resultados de esa investigación permitirán para sentar las bases para mejorar y aumentar la producción local de forraje

En este sentido, los resultados de esa investigación, que está financiada por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), permitirán sentar las bases para mejorar y aumentar la producción local de forraje para la actividad ganadera, muy dependiente de los insumos importados -porque la producción de alimento para el ganado en el territorio insular es muy escasa-, que suponen buena parte de los costes de las explotaciones de ganado.

Este es uno de los objetivos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Ejecutivo canario, que ha firmado convenios con los Cabildo insulares para desarrollar el Plan Forrajero de Canarias, que tiene como propósito impulsar el cultivo en las Islas de especies forrajeras para disminuir su importación, cuyos precios dependen del mercado y el transporte, lo que derivará en la mejora de la rentabilidad de las granjas.

En el marco de este proyecto, en el que participan también científicos de la Universidad de La Laguna (ULL) y del centro suizo de investigación agrícola AGROSCOPE, se seleccionarán y tomarán muestras en campo de variedades de la tedera, de mayor interés agronómico y ecológico, y presentes en distintas zonas del Archipiélago, que posteriormente se caracterizarán molecularmente.

A las plantas obtenidas a partir de las semillas recogidas se les inyectarán los hongos y las bacterias aisladas procedentes de los suelos naturales de donde fueron recogidas, para posteriormente evaluar la capacidad de producción de pasto y el aporte nutritivo del mismo, y la eficacia que puedan tener dichos microorganismos sobre los suelos. Estos últimos trabajos se llevarán a cabo en parcelas experimentales en distintas localizaciones de Canarias, empleando prácticas agrícolas respetuosas, según las tendencias actuales relacionadas con la sostenibilidad de los ecosistemas, la preservación del suelo y la protección de la biodiversidad y medio ambiente.

Los hongos micorrícicos pueden mejorar el estado nutricional de las plantas en las que tienen presencia –están presente de manera natural en las raíces de éstas, aunque la agricultura intensiva puede ocasionar que éstos desaparezcan o se debiliten-, y reducen los efectos provocados por organismos nocivos, al tiempo que incrementan la capacidad de absorción de las raíces.

Por su parte, los rizobios (bacterias) son conocidos principalmente por su capacidad para fijar nitrógeno mediante su asociación con las raíces de las plantas leguminosas, lo que hace que se enriquezca en nitrógeno los suelos donde crecen, recuperando muchos espacios para la práctica agrícola. Por ello, son una excelente alternativa ecológica frente a los fertilizantes químicos, que son caros y pueden llegar a contaminar suelos y acuíferos. Además, en los últimos años se ha demostrado que estos microorganismos pueden llegar a promover el crecimiento vegetal.

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