Los inhibidores de la neuraminidasa son el único tratamiento conocido hasta la fecha para combatir la gripe aviar en humanos. Según los científicos, en uno de los pacientes el gen del virus responsable de su resistencia apareció activo después de haberse manifestado ya la infección, probablemente como resultado del tratamiento con Tamiflu, lo que hace temer que la propia medicación sea la que dispara el desarrollo de esa resistencia en el virus.

    "La aparente facilidad con la que emerge la resistencia a los antivirales en los virus A/H7N9 es preocupante", aseguran los investigadores en un artículo publicado en la revista médica "The Lancet".

    "Es necesario que esto sea estudiado estrechamente y que se tenga en cuenta en los planes de respuesta ante posibles pandemias en el futuro", advirtieron.

    El problema ya preocupaba como una posibilidad hipotética, tras los primeros estudios genéticos del virus, pero ahora se ha documentado su existencia por primera vez en casos clínicos reales.

    Con todo, para 11 de los 14 pacientes estudiados el Tamiflu consiguió reducir la cantidad de virus en la garganta de los pacientes, y ayudaron a acelerar la recuperación clínica de los enfermos, aunque en los tres casos restantes no se dieron estos efectos y se agravó su estado como si no hubieran sido tratados.

    Un portavoz de Roche afirmó que los índices mundiales de resistencia al Tamiflu son aún bajos, pero que la compañía se toma el problema "muy en serio" y colabora con las autoridades médicas mundiales para seguir de cerca la situación.

    De los 131 contagios detectados, al menos en 42 de los casos los afectados ya han sido dados de alta y desde el 8 de mayo tan sólo se ha detectado un nuevo caso, en Pekín.

    La cepa H7N9 de la gripe aviaria ha ocasionado además hasta ahora pérdidas económicas por valor de 5.000 millones de euros, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

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