EFE.- La idea surge a partir de la necesidad de conseguir este tipo de productos a buen precio y con más beneficios para el agricultor, ya que se eliminan los intermediarios y hasta los gastos de distribución, ya que son los mismos integrantes del grupo los que recogen la verdura y las reparten al resto cada semana.

Así lo ha explicado a Efe Raúl Palma, uno de los miembros de este grupo de consumo formado por una veintena de personas "hartas" de que la industria alimentaria añada productos químicos a la comida.

Cada martes este grupo acude a la sede del sindicato CGT de Málaga, que les ha cedido sus instalaciones, para preparar o simplemente recoger, según los turnos de trabajo, su cesta con verduras de temporada.

El contenido varía en función de la época del año y normalmente trae lechugas, escarolas y calabacines en invierno y se enriquece en verano con tomates, pimientos, pepinos, berenjenas, melones y sandías.

Independientemente de la composición y cantidad de la cesta, el precio es el mismo toda la temporada, ya que se pacta al inicio con el agricultor para que éste pueda organizar la producción y también asumir los riesgos que puedan surgir por las inclemencias meteorológicas u otras cuestiones.

De esta manera se consigue un "precio justo" para consumidor y agricultor, ya que al ser una "red autogestionada" no se contrata a otras personas para organizar el reparto de los productos, sino que basta con sacrificar una tarde cada dos meses para ayudar a preparar las cestas y atender a los que vienen a recogerlas.

"Al agricultor puede suponerle dos o tres veces más de lo que puede sacar en el mercado convencional y para nosotros también es bastante justo y favorable, puesto que es casi la mitad de lo que podemos conseguir por un producto ecológico en el mercado", ha asegurado Palma.

De forma complementaria a la huerta colectiva, que se ubica entre los términos municipales de Cártama y Alhaurín El Grande (Málaga), este grupo se ha puesto en contacto con agricultores ecológicos de la provincia que les surten otros productos que no cultivan en su terreno, fundamentalmente fruta, huevos, pan y cereales.

En este caso, se ha elaborado una lista de productos, separados por productores con el precio acordado con cada uno de ellos, sobre la que realizar pedidos semanales en función de las necesidades de cada familia, que no tienen por qué pertenecer al proyecto de huerta colectiva para poder comprar ni hacerlo cada semana.

Una de las personas que participan en ambos proyectos, José Arribas, considera que estos productos son "increíbles, llenos de vitaminas y muy sabrosos" y conseguirlos a través de esta red evita tener que buscar tiendas especializadas al tiempo que ayuda a conocer a personas con los mismos intereses y preocupaciones.

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