En coordinación con autoridades estatales y municipales, así como con usuarios agrícolas, se implementan estrategias conjuntas; la Conagua dio un giro a su estrategia de atención a fenómenos como la sequía, al transitar de ser una institución reactiva, a una preventiva y de atención temprana.

     Hacer un uso eficiente del recurso implica el uso de tecnologías y prácticas mejoradas que proporcionan igual o mejor servicio con menos agua. Por ello, la Conagua hace un llamado a los usuarios, desde agricultores hasta autoridades de los tres órdenes de gobierno, a sumarse al esfuerzo de otros sectores e implementar y fomentar prácticas para el uso eficiente del agua.

     Los usuarios agrícolas pueden implementar acciones como: sembrar sólo la superficie acorde con la disponibilidad hídrica; fomentar cultivos de bajo consumo de agua para sustituir los tradicionales, –principalmente en zonas áridas–; distribuir el líquido mediante canales recubiertos o entubados para reducir las pérdidas por filtración o evaporación e implementar sistemas de riego con tecnología moderna.

    A manera de recomendación, existen algunos puntos que, de llevarse a cabo, ayudarán enfrentar la crisis hídrica: nivelar las tierras de cultivo, implementar riego por goteo, recurrir a asesoría especializada para planear y modernizar los cultivos y tomar conciencia de que la reducción en el consumo significa también ahorro en costos.

    Asimismo, emplear aguas residuales o tratadas para el riego –excepto para verduras que se consumen crudas—, controlar con equipos de medición el recurso que se destina a los cultivos y sembrar productos de bajo consumo de agua y alto valor en el mercado.

     De esta forma, en el campo mexicano se podrían ahorrar cuantiosos volúmenes de agua que pueden conservarse dentro de los acuíferos o destinarse al abastecimiento de la población o la industria.

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