Para Samayoa, los responsables de este desperdicio son todos los agentes económicos, desde productores a consumidores pasando por industria y distribución. Por eso, FUCI ha propuesto medidas aplicadas a todos los sectores.

    Ante la responsabilidad del consumidor, considera que es necesario formarle e informarle facilitándole la labor a través de campañas informativas de sensibilización sobre el desperdicio de recursos y posibles fórmulas de ahorro, pero sobre todo "concienciarles del drama que supone este fenómeno, especialmente en tiempos en los que mucha gente carece de recursos".

    También demanda que se produzca una revisión del etiquetado para que sea más eficiente, yendo más allá de la exigencia legal y, con este fin, sugiere que se utilicen nuevos métodos tecnológicos en los que se pueda alargar la fecha de ciertos alimentos "sin mermar un ápice su calidad o seguridad".

    Igualmente, propone que se informe de las diferencias entre consumo preferente -indica hasta cuando el producto mantiene todas sus cualidades de sabor, olor y textura y sus propiedades nutritivas intactas- y fecha de caducidad -a partir de ese momento no se debe consumir ya que no es seguro desde un punto de vista sanitario-, que muchas veces crean confusión al consumidor.

   "No todo puede ser imagen en los alimentos, no se deben tirar por el hecho de que no sean perfectos, lo que más importa es la calidad de los productos", señala el presidente de la plataforma.

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