UNICEF.- Thomas Nybo, corresponsal de UNICEF, informa sobre la reconstrucción de las tuberías y la restauración del sistema hidráulico en una ciudad duramente afectada por el terremoto de 2010 en Haití.

Las viejas tuberías de hierro que transportaban el agua fresca desde la montaña hasta la ciudad sufrieron daños difíciles de reparar. Arreglar las filtraciones de las tuberías era imposible, ya que sobre la red de tuberías extendida a lo largo de la ciudad se habían construido numerosas casas.

Un nuevo sistema hidráulico
Ahora, gracias a un esfuerzo de la Cruz Roja francesa que recibe apoyo de UNICEF, el sistema hidráulico ha sido reconstruido con nuevas canalizaciones y medidas de seguridad para reducir la posibilidad de una escasez de agua en el futuro. Las cañerías recorren la ciudad por debajo de las calles y están conectadas con un conjunto de juntas de caucho que proporcionan una mayor protección contra futuros terremotos.

Una de las personas beneficiadas es Tayet Rousseau, una mujer con tres hijos cuyo negocio de venta de pequeños productos quedó destruido tras el terremoto.
Rousseau tiene ahora un grifo que le proporciona agua potable en el patio principal de su modesta casa cerca del centro de la ciudad. Asegura que el sistema es incluso mejor de lo que era antes del terremoto.

“Antes, todo era un problema porque había períodos de escasez de agua”, dice. “Solíamos pasar tres días sin agua. Era un problema real. No podíamos hacer muchas cosas”.

Medidas de seguridad
El nuevo sistema, como el anterior, se origina en la misma fuente, en las montañas que están por encima de la ciudad. En medio de un bosque verde que cubre las montañas, un torrente genera un abastecimiento constante de agua limpia.

El sistema hidráulico en Petit Goave (Haití) ha sido reconstruido con nuevas tuberías y medidas de seguridad, gracias a un esfuerzo de la Cruz Roja francesa que recibió apoyo de UNICEF.

La Cruz Roja francesa instaló nuevas tuberías y construyó barreras, cuando era necesario, para proteger el sistema contra la erosión y los corrimientos de tierras.
El agua llega a una estación central, donde se depura con cloro para evitar el cólera y otras enfermedades. Después, se distribuye la ciudad.

Unos instrumentos miden la cantidad de agua, cuyo flujo se puede interrumpir si es necesario y desviarlo a zonas diferentes a horas diferentes y así se evitan cortes de larga duración y se protege el sistema cuando es necesario realizar reparaciones. Esta medida de seguridad no existía con el antiguo sistema.

Un esfuerzo sostenible

Sébastien Renou es un ingeniero que trabaja para la Cruz Roja francesa. Ha estado colaborando en el proyecto desde poco después de que se produjera el terremoto. Mientras camina por la ciudad para inspeccionar la nueva red de abastecimiento, los ciudadanos le saludan en lengua criolla, una forma de agradecimiento por el nuevo sistema y el compromiso de Renou para ponerlo en marcha.

“Tenemos que proteger lo que existe y es muy antiguo”, dice. “Este es el principal objetivo de la Cruz Roja francesa. La segunda meta es la calidad. Tenemos que proteger las fuentes y el depósito de agua, y depurar el agua para hacerla potable”.
El proyecto no solamente proporciona en la actualidad una fuente de agua segura y constante a los habitantes de Petit Goave, sino que también les ha procurado fuentes de trabajo. Gran parte de la labor sobre el terreno la realiza DINEPA, el organismo nacional de Haití para el abastecimiento de agua y saneamiento, que también controla el proyecto.

El proyecto es un ejemplo más de los esfuerzos sostenibles organizados por los haitianos y que benefician a los haitianos. En este caso, los beneficiados son los 70.000 residentes de la zona de Petit Goave que ahora tienen un abastecimiento constante de agua potable y segura.

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