Así lo constata un documento técnico de la Confederación Hidrográfica del Júcar datado en 2009. En su Evaluación del estado de las masas de agua superficial y subterránea, seguimiento del Plan Hidrológico Nacional, se indica que los bombeos de agua suman un total de 69,6 hectómetros cúbicos (Hm3), siendo la estimación de los recursos renovables de 68,7 Hm3.

   Para uso agrícola se emplean 49,5 Hm3; para uso urbano, 14,7 Hm3, y para uso industrial, 5,4 Hm3. En total, 69,8 Hm3 frente a los 68,7 Hm3 de su capacidad de renovación. Este déficit anual se va acumulando con el paso del tiempo y, en consecuencia, se va agravando el mal estado del acuífero y la contaminación del mismo al facilitarse la filtración de fertilizantes y herbicidas. La zona es altamente permeable por las características kársticas del terreno montañoso. Además, desde hace años, se ha detectado el problema de la presencia de nitratos en el agua de Alzira y de poblaciones colindantes.

   En su evaluación del estado global de la Sierra de las Agujas, la Confederación Hidrográfica del Júcar considera que su “estado cuantitativo es malo”, su “estado químico es malo” y, en conclusión, su “estado global es malo”.

   “La alta permeabilidad del terreno montañoso de la Sierra de la Agujas se ha visto agudizada”, explica Joan Llinares, de Acció Ecologista-Agró, “por las roturaciones de amplias zonas montañosas para convertirlas en fincas de naranjos plantadas sobre estrechas franjas de tierra”. “Y el mantenimiento de su fertilidad sólo ha sido posible mediante una hiperfertilización inyectada a través del riego por goteo”, añade Llinares, buen conocedor de los problemas medioambientales de su ciudad natal Alzira, y de la comarca de La Ribera Alta.

   “También se ha inyectado a la red de riego por goteo grandes cantidades de herbicidas para eliminar las plantas que compiten con los naranjos por los escasos nutrientes de un suelo semiartificial”, apunta.

   La unidad hidrológica de la Sierra de las Agujas cuenta con una superficie flotante de alta permeabilidad de 90 kilómetros cuadrados, con formaciones pertenecientes al Jurásico-Cretácico; se sitúa entre las cuencas de los ríos Júcar y Serpis. La alimentación por filtración de agua de lluvia asciende a 50 Hm3.

   El representante de la entidad ecologista hace hincapié en que también puede haber afectado al acuífero el hecho de que “sobre la zona también se encuentra un campo de golf (La Galiana) y otro en proyecto (Finca de Sos), con recientes cambios en la concesión de agua, de agrícola a uso recreativo o para urbanizaciones en proyecto o paralizadas por la crisis de la especulación inmobiliaria”. “Los campos de golf también pueden utilizar herbicidas selectivos para eliminar las plantas autóctonas que compiten con la hierba”, agrega Llinares.

   La comisión de Derecho Ambiental de Acció Ecologista-Agró está estudiando reclamar posibles responsabilidades penales por los cuantiosos daños económicos ocasionados a los ayuntamientos y ciudadanos y por tratarse de un presunto atentado contra la salud pública.

   Por su parte, el PSPV-PSOE de Alzira ha anunciado su intención de presentar una propuesta en el próximo pleno municipal para paralizar el cobro del recibo del agua en el municipio hasta que vuelva a ser declarada apta para el consumo.

   El Ayuntamiento prevé que la próxima semana ya funcionen seis sistemas de ósmosis inversa que darán agua en otros tantos puntos de Alzira (plaza Corbeil Essones; entre los colegios La Purísima y Lluís Vives; parque de les Basses y las zonas de la iglesia Sagrada Família, del Huerto de Galvañón y del CP Tirant lo Blanch). En los próximos meses se instalará un sistema de filtros de carbono en la entrada de la cabecera de la red para intentar solucionar el problema.

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