Es verdaderamente deprimente escuchar las propuestas que nos hace el Conseller Císcar a los/as agentes del medio rural. Deprimente escuchar exactamente el mismo discurso que cuando hace 15 años empecé mis estudios de ingeniera agrónoma. ¿De verdad no han aprendido nada en todo este tiempo? ¿Nada?

      Ayer asistí a la conferencia sobre “Reconversión para una agricultura con futuro” que daba el Honorable Conseller de Presidencia y Agricultura, Pesca, Alimentación y agua, Vicepresidente y secretario del Cosell en la Comunidad Valenciana. Demasiados cargos para una misma persona. Se olvidó por el camino la alimentación, la pesca, nos cansó con la agricultura y nos enfadó con el agua. Y a mi, personalmente, me enfureció su ignorancia sobre los problemas y las necesidades de las mujeres rurales.

     Los allí presentes me entenderán cuando digo que no se puede hablar de futuro cuando nombras 8 problemas de la agricultura valenciana que llevan décadas siendo los mismos. Algo se ha hecho mal, muy mal (o no se ha hecho) y algo habrá que cambiar si queremos que, efectivamente, haya futuro. No puede este señor llegar a la conclusión de que en la Comunidad Valenciana el problema es el minifundismo, el desequilibrio entre una oferta atomizada y una demanda concentrada, el abandono de tierras, la falta de relevo generacional, la reducida dimensión de las cooperativas, la inexistente planificación de la producción, la extra-dependencia del mercado europeo y la escasez hídrica, y no dar más soluciones de las que ya se planteaban en 2008. ¿No es obvio que no han dado resultado?

     Ante las preguntas de los asistentes, perplejos ante el dejavu del discurso, las respuestas fueron las propias de un novato que ni conoce la historia ni la actualidad; del futuro mejor ni habler. Ante la interpelación sobre la distinta vara de medir a nuestros productos para ser exportados y los importados por países terceros, la solución que se dio fue la de contratar a una persona (a tiempo completo claro, faltaría más) en Bruselas, que defienda los intereses de los valencianos porque, por si lo dudaban, eso no es competencia de la Generalitat Valenciana. Ante la insistencia en la problemática del Júcar, que cede a los intereses del Vinalopó, la solución es compleja. La soluciona el Ebro o el Ródano, pero se necesita dinero; dinero que no nos da el Ministerio de Hacienda, al que le falta “alma”. Sí, han leído bien, el señor Ciscar describió la gestión de su propio partido así.

     De mis preguntas salieron las respuestas más incompetentes. “¿Qué programa tienen para resolver los problemas de las mujeres rurales?” y “escucho el mismo discurso de hace 15 años. ¿Qué han hecho mal y qué piensan hacer bien?”. A la primera, no sabe no contesta. El Fondo Social Europeo se encargará de eso. A la segunda, “no sé qué discurso había. Son problemas no solucionados por su extrema complejidad, centrémonos en lo que nos compete a nosotros”. Vaya, como hizo respondiendo a la primera pregunta.

     En resumen, que espero ésta sea su última conferencia como Conseller de Agricultura (y lo que le sigue). Ni las mujeres rurales, ni la agricultura, ni el mundo rural merecemos tal despropósito en la gestión de nuestra materia que, por otra parte, es un pilar de la sociedad y la economía valenciana. No entiende de lo que habla, no conoce la realidad ni la historia, ni los errores del pasado, ni mucho menos está capacitado (ni él ni su equipo) para planificar ni dirigir un futuro para la agricultura valenciana. Nos tocará esperar 184 días para tener un/a Conseller/a que se dedique “a tiempo completo” a la Agricultura, ganadería, alimentación y agua. Tal vez esa solución que Ciscar ve en Bruselas nos valga también para la Comunidad Valenciana.

×