Este investigador, natural de Montenegro, es profesor de la Universidad Western Ontario (Canadá) y también trabaja en el ICVV, organismo ubicado en Logroño y formado por el Gobierno regional, la Universidad de La Rioja y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

    El equipo de Grbic, en el que han colaborado el físico de la Universidad de Ontario Jeff Hutter, la investigadora del CSIC y de la UAM Marisela Vélez y otros científicos franceses y belgas, descubrió que la seda de ácaro es mil veces más fina que el pelo humano.

   Esta seda puede ser una alternativa potencial a la seda de araña común, históricamente apreciada como un biomaterial especialmente interesante por su bajo peso, resistencia y elasticidad, según ha detallado este investigador.

Producir algo bueno

    Otro de los hallazgos de Grbic, producido en 2011, se refiere al primer genoma secuenciado de un quelicerado, que es el segundo mayor grupo de organismos terrestres, que incluye arañas, garrapatas, ácaros y escorpiones. Así, en una investigación para encontrar la manera de controlar esas plagas, el equipo de Grbic descubrió que esta minúscula araña podría "producir algo bueno", ha explicado.

   Los trabajos desarrollados con nanotecnólogos sometieron a la seda a diversas pruebas y concluyeron que este biomaterial tiene niveles "muy altos" de resistencia y elasticidad. Este investigador ha resaltado la paradoja de que, a partir de una plaga agrícola, se haya descubierto un material natural que podrá aplicarse en beneficio de toda la humanidad.

    Por ello, siempre les dice a sus alumnos que "hay que tener los ojos bien abiertos, ser creativos y no descartar algo solo porque no encaja bien en las teorías que ya existen porque, en ciencia, muchas cosas se descubren por casualidad". Entre las aplicaciones potenciales de esta seda, ha citado microcápsulas para entregar los medicamentos, para la regeneración y trasplante de tejidos humanos y para suturas de heridas.

    Sin embargo, el equipo necesita financiación para investigar si esta seda es biocompatible, ya que "si no induce una respuesta negativa del sistema inmunitario se podría aplicar en biomedicina". Además, en agricultura, se podrían desarrollar microcápsulas para entregar pesticidas y utilizarlos como biosensores, ha detallado.

    "Es un descubrimiento con gran potencial, que ahora hay que desarrollar mucho más", ha aclarado, de modo que "si se logra el presupuesto adecuado, en dos o tres años se podría determinar si esta seda es realmente útil y si se podría producir".

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