EFE.- "En Nuevo León no se había identificado ningún sitio arqueológico con este tipo de evidencias. Después de dos temporadas en el paraje El Morro, Municipio de Aramberri, recuperamos aproximadamente un millar de olotes (corazón de la mazorca de maíz) y fragmentos de los mismos", dijo la investigadora del INAH Araceli Rivera Estrada.

   La especialista, quien ha investigado diversas zonas rocosas en la sierra de Nuevo León, destacó que dicho hallazgo "prueba que los cazadores-recolectores nómadas de la región ya habían comenzado a ser agricultores desde el periodo Arcaico".

   Añadió que estas evidencias obligarán a "reevaluar las categorías para designar a los grupos indígenas del sur del estado".

   Rivera indicó que los restos de cultivos agrícolas más antiguos en distintas áreas de México, el maíz, la calabaza y el fríjol, datan de entre los 7.000 a los 3.000 años antes de Cristo.

   La especialista del INAH relató que esta investigación se efectuó en un pequeño abrigo rocoso localizado en la zona de El Morro, en el sur de Nuevo León, que contiene abundante pintura rupestre, no sólo en el acceso, sino en varias enormes losas en el exterior, "con figuras antropomorfas y zoomorfas, entre otras".

   Explicó que en el interior, después de excavaciones se logró recuperar una "gran cantidad de semillas, hojas, tallos, frutos e incluso flores de diversas especies (incluidas fríjol, chile, calabaza, sotol, nuez y piñón) y destacan sin duda numerosos olotes, granos y hojas de diversas especies de maíz".

   Para la experta estos restos alimenticios silvestres son evidencia de los patrones de subsistencia, "fruto de la recolección pero también resultado del cultivo".

   Añadió que la "pintura realizada por los mismos grupos refleja aspectos tecnológicos pero también cuestiones de índole social e ideológica-simbólica".

   En este sitio, los arqueólogos del INAH encontraron fragmentos de cestería y cordelería, algunos objetos líticos no registrados anteriormente y objetos rituales de uso desconocido.

   Explicó que se han recogido muestras de carbón orgánico en diversos niveles de este depósito para su estudio en el Laboratorio de Fechamiento del INAH.

   No obstante, adelantó que de acuerdo con los estudios de los depósitos más profundos se obtuvo una fecha de entre 3.000 y 1.500 años antes de Cristo.

   La especialista añadió que las pinturas rupestres y los petroglifos son abundantes en las cuevas que servían de refugios habitacionales.

   Asimismo, señaló también que se han encontrado evidencias de "las primeras estructuras arquitectónicas de todo el noreste de México", que son bases de casas o estructuras de piedra; terrazas y espacios públicos o ceremoniales, rodeados por numerosos fogones y áreas de roca quemada dispersas".

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