Al acceder dentro del recinto los agentes encontraron un animal que acababa de ser sacrificado con un corte al cuello. Los agentes identificaron al responsable de la granja y a las personas que habían comprado y sacrificado el animal y que se lo querían llevar en una furgoneta.

    Dentro del vehículo llevaban un soplete y una bombona de butano para quemar el pelo del animal y un hacha y cuchillos para descuartizarlo.

    Además los agentes pararon cuatro vehículos en el camino de acceso a la explotación, todos cargados con las herramientas necesarias para el sacrificio. Tal y como reconocieron, iban a comprar cerdos para matarlos allí mismo.

    Todo apunta, según los Mossos, a que los responsables de la granja vendían directamente los animales a las personas interesadas y dejaban que los compradores los mataran en el patio de la granja. Después los compradores se llevaban al animal en canal o ya descuartizado. Todo esto sin cumplir ninguna de las normativas vigentes.

    Los agentes levantaron un acta con valor de denuncia que se derivó al Departamento de Salud y al Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Natural de la Generalitat.

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