Inmediatamente, se inició un trabajo conjunto entre componentes del Seprona y de la Brigada de Investigación de Incendios forestales (BIIF) de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, para determinar las causas.

    Las investigaciones permitieron determinar que el origen del incendio había sido una imprudencia grave, supuestamente cometida por una persona que quemaba restos de poda

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