Se trata solo de una "historieta" para los franceses, que remontan el origen de las "frites" a la revolución francesa cuando algunas buscavidas bajo el Pont Neuf de París empezaron a venderlas a los hambrientos.

   Según la nueva teoría del historiador de la gastronomía de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), Pierre Leclercq, la respuesta sobre la autoría puede resolverse si se diferencia entre las patatas fritas en rodajas o en forma de bastoncillos.

   Este historiador belga asegura la fritura del tuberculo en rodajas pudo tener efectivamente su origen en el París, pero que las patatas fritas en la forma en que se distribuye en los restaurantes de comida rápida de todo el mundo proviene de Bélgica.

   Es en el país de Tintín donde Leclercq sitúa de hecho, a principios del siglo XIX el primer establecimiento dedicado exclusivamente a un alimento que hoy por hoy es un símbolo de la unidad belga que algunos consideran aún más fuerte que el propio rey Alberto II.

   El historiador del Ayuntamiento de Bruselas Roel Jacobs defiende la autoría belga de las patatas fritas porque "no conviene olvidar que en el siglo XIX Bélgica era una de las economías más dinámicas del mundo, un lugar donde se daban las condiciones para inventar todo tipo de cosas, incluidas las patatas fritas".

   Los tenderos que venden las frites en papelinas por toda Bélgica, que tienen sus puestos en la calle todo el año, defienden además que el secreto por el que las patatas fritas belgas son las mejores radican en su doble cocción.

   Esta técnica consiste en hervir primero el tuberculo para luego, una vez sazonado, freírlo, consiguiendo una textura más crujiente.

   Aunque Bélgica reivindique su autoría, la patata frita seguirá siendo francesa para medio mundo, empezando por EEUU donde incluso se las llama "patatas francesas" (french fries).

   Esa concepción llevó a EEUU  a boicotearlas apodándolas "patatas de la libertad" (liberty fries) después de que Francia no se sumara a la guerra contra Iraq con la que George Bush hijo respondió a los atentados del 11 de septiembre de 2011. La polémica está servida.

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