EFE.- «Es el momento de reeditar esa unión y de que los partidos políticos vayan con nosotros en esa lucha que ya ha comenzado», ha afirmado hoy en rueda de prensa en Zaragoza Julián Ezquerra, portavoz de Cuenca Azul y de la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases (Coagret), ante los cambios legislativos y las declaraciones de responsables políticos.

Por ello, Ezquerra junto con Susanna Abella, como miembros del Consejo del Agua de la Demarcación del Ebro, han pedido al presidente de la Confederación Hidrográfica, Xavier de Pedro, y al consejero aragonés de Medio Ambiente, Modesto Lobón, que convoquen los organismos correspondientes para que aclaren sus posturas ante el trasvase.

Estos organismos son el Consejo del Agua de la Cuenca del Ebro y la Comisión del Agua de Aragón.

Asimismo, Ezquerra ha señalado que la estrategia que lleva el Gobierno de Aragón, que surgió con el viejo Pacto del Agua, sobre la reserva del recurso hídrico «ha perdido su utilidad y su fundamento» y «ya no sirve para nada», como ya advirtió Coagret en su momento, porque ahora serán los concesionarios los que tendrán derecho a venderla.

«El tiempo nos ha dado la razón», ya que Aragón debería haber exigido el agua que necesitaba el Ebro, ha manifestado, al tiempo que ha indicado que el Gobierno aragonés debería analizar esa estrategia y cambiarla de manera radical.

Ezquerra se ha referido a las declaraciones del consejero de Agricultura de Murcia, Antonio Cerdà, de que hay comunidades de regantes del Ebro que disponen de concesiones anuales superiores a los 1.000 hectómetros cúbicos y que podrían estar interesadas en vender de forma temporal los volúmenes que no vayan a consumir.

Una posibilidad de trasvase que, según el portavoz de Cuenca Azul, se ha abierto con las últimas modificaciones legislativas, ya que antes, ha explicado, era el Estado el que decidía sobre el volumen a trasvasar mientras que ahora el límite será el agua que se utiliza.

Por ello ha dicho que le llamen como le llamen se trata de trasvases, no solo del Ebro, sino de cualquier cuenca, al tiempo que ha añadido que «se trata de juntar todas las cuencas como si fueran ladrillos que después se reparten».

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