La Junta de Andalucía, principal comunidad productora de aceite de oliva, también apoya esta medida, al igual que las organizaciones agrarias ASAJA, COAG, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias, Anierac e Infaoliva, mientras que la FEHR ha advertido de la incidencia en los costes que pueda suponer al sector la prohibición de uso de aceiteras rellenables.

    La FEHR también ha avisado de un posible encarecimiento del producto, al tener que disponer los bares y restaurantes de un recipiente más costoso y del desperdicio alimentario, ya que no en todas las ocasiones se consume todo el contenido del recipiente, en el caso de las monodosis.

    Por su parte, la patronal de envasadores Anierac ya señaló que la norma no impone un recipiente costoso al restaurante, sino que éste podrá elegir formatos que se adecúen a su conveniencia, que tendrán que estar perfectamente etiquetados y con un tapón que pierda su integridad en su primera apertura y que sea irrellenable, lo que ha considerado una "garantía absoluta" para el consumidor.

    A mediados de noviembre, el Ministerio de la Presidencia publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la prohibición de las aceiteras rellenables en hostelería y restauración desde el comienzo de 2014.

    En concreto, se trata del Decreto 895/2013, de 15 de noviembre, por el que se modifica el Real Decreto 1431/2003, de 21 de noviembre, que establece determinadas medidas de comercialización en el sector de los aceites de oliva y del aceite de orujo de oliva.

    La nueva norma detalla que en los establecimientos del sector de la hostelería y la restauración y en los servicios de catering, los aceites se pondrán a disposición del consumidor final en envases etiquetados y provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización.

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