EFE.- Los resultados, extraídos de las 17 estaciones de control que tiene la entidad repartidas por todo el litoral de Cataluña, la mayoría en la provincia de Girona, revelan que en 13 de ellas se ha detectado la presencia de especies foráneas de carácter invasor.

Silmar denuncia «la pérdida de calidad de la biodiversidad y fondos marinos, lo que se detecta en especies como el coral blanco y el coral naranja o bien en la posidonia oceánica, que es una planta marina «de importancia capital para la calidad del ecosistema litoral».

Entre las especies invasoras se encuentran la asparagopsis armata (alga roja), la oculina patagónica (coral), la pennaria disticha (medusa) y la lophocladia lallemandii (alga rosada).

El documento describe el «preocupante» blanqueo de algunas especies de coral y la presencia de residuos como cadenas y redes pesqueras en el fondo del litoral catalán.

Sin embargo, Silmar ha constatado algunos puntos de mejora como la creciente presencia de rayas y de mantas, especies con índices bajos de reproducción.

El estudio, que ha considerado que 8 de los puntos se han degradado respecto el año pasado, evalúa estas estaciones en términos medioambientales y de conservación y también tiene en cuenta aspectos como la implicación social y política local.

Silmar ha dado un suspenso a las estaciones de Punta Romaní en L’Escala (Girona), Aiguafreda-Begur (Girona) y Pont del Petroli en Badalona (Barcelona), que han sido calificadas con un 4,6, un 4,5 y un 4, respectivamente.

Especialmente preocupante es la situación de Pont del Petroli por los «muchos escombros, suciedad y presencia de especies invasoras detectados».

Sin embargo, 6 estaciones han mejorado sus resultados respecto el año anterior, siendo la Cala Vigatà, en Sant Feliu de Guíxols (Girona), la que tiene mejor nota (7,6).

Diez de las estaciones, cada una con un coste anual de 6.000 euros, se encuentran en la provincia de Girona, tres en la de Barcelona y cuatro en la de Tarragona.

En el caso de Girona, Silmar alerta de la presión turística de la zona, el anclaje libre, la presión pesquera y la presencia excesiva de buzos.

En Barcelona, «el desgaste de los ecosistemas marinos procede de la contaminación de la actividad de la capital y su conurbación y del uso de las infraestructuras de movilidad como los buques mercantes, así como la presencia de especies foráneas».

Los problemas del litoral tarraconense se centran en el impacto de la intensa movilidad mercante y petroquímica de los grandes buques en el puerto de Tarragona y la presencia de puertos deportivos y pesqueros.

A largo plazo, la entidad tiene la intención de pasar de las 17 puntos de análisis actuales a 25, y este año prevé la apertura de tres nuevas estaciones en el puerto de Palamós (Girona), en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y en el delta del Ebro (Tarragona).

La Fundació Mar reclama medidas «urgentes» a las administraciones públicas y al sector privado para revertir la situación.

La entidad, en la que colaboran 90 voluntarios, propone que se impulse «una estrategia de futuro de todos los agentes implicados en el uso, gestión y preservación de los activos del mar» y también «inversiones en conservación en las empresas privadas y que éstas se vean beneficiadas a nivel fiscal».

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