Sus principales resultados apuntan a que el consumidor es "cada más pragmático" -una tendencia que parece que no va a desaparecer después de la crisis-, y pese a que más de un 70 % declara que pagaría más por un producto sostenible, la realidad es que el factor decisivo es el precio, ha indicado Helena Redondo, de la consultora Deloitte.

    La salud es otro de los valores más apreciados por los consumidores, mientras que los menos valorados son la marca, la novedad y la moda. El estudio pone también de manifiesto que el consumidor sufre bastante confusión o, directamente, ignora qué es un producto responsable, o lo que es lo mismo, el concepto de sostenibilidad no ha calado entre los consumidores.

Se castigan las conductas poco éticas y desciende la fidelidad


    Por otro lado, el ciudadano tiende a castigar con facilidad las conductas poco éticas o escandalosas de las empresas, y le cuesta reconocer la cosas bien hechas. "Fundamentalmente, el consumidor castiga, pero no premia", ha resumido Redondo.

    Al mismo tiempo, ha descendido la fidelidad a las marcas, según las grandes empresas consultadas por Deloitte para el estudio.

    Las compañías coinciden en señalar el precio como factor esencial de decisión de compra y en la dificultad que conllevaría el desarrollo de un sello único de sostenibilidad.

    En definitiva, según el informe, el consumo sostenible no es aún un impulsor real de compra y, sin embargo, hay factores que perfilan este modelo como la única posibilidad a largo plazo.

    Por tanto, concluye, "parece evidente que las empresas que quieran posicionarse como líderes deberán asumir que no hay otra opción y que el liderazgo pasa por buscar ventajas competitivas a través de la eficiencia y la integración de la sostenibilidad en el núcleo del negocio".

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