También, entre otras intervenciones en el terreno, se llevan a cabo "pequeñas modificaciones" en las corrientes superficiales de agua.

   Según Lladós, "el estudio para llegar a crear este proyecto se ha realizado tras estudiar y evaluar decenas de incendios forestales en toda la península Ibérica, incluida Portugal, en los últimos 35 años".

   El técnico ha subrayado que "se trata de una actuación superficial cambiando los modelos forestales, a ambos lados del cortafuegos, para impedir, en la medida de lo posible, que pase el fuego de un lado a otro".

   Además, este modelo trata de conservar las condiciones de la tierra anteriores al paso de las llamas.

   "Cada zona de la Península tiene sus propias características, por lo que hay que buscar el tipo de vegetación más adecuada para plantar allí", señaló Lladós.

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