A diferencia de los detectores que se utilizan actualmente, el desarrollado por el CRIC es un lector óptico que combina: inmuno-cromatografía, fluorescencia de etiquetaje y tecnologías ópticas, juntamente con anticuerpos monoclonales específicos.

    Los patógenos transmitidos a través de los productos cárnicos frescos procedentes del cerdo constituyen una seria amenaza para la salud de los consumidores y suponen una carga adicional para el sistema sanitario, informan el CRIC por medio de una nota de prensa.

    La carne que proviene del cerdo es responsable de un mayor número de brotes infecciosos en comparación con otras carnes, como la de bovino.

    Los brotes derivados de la carne de cerdo se deben a ciertos patógenos específicos o serotipos, los más importantes son la Salmonella, la Yersina, la Listeria y el Campylobacter, que representan prácticamente todas las infecciones asociadas al cerdo reportadas en 2007.

    Una reciente encuesta a escala comunitaria realizada por el organismo europeo de seguridad alimentaria (EFSA, según sus siglas en inglés) puso de manifiesto que uno de cada diez cerdos sacrificados en Europa está infectado con Salmonella.

    La industria porcina es crucial en el marco de la Unión Europea, tanto en términos económicos y comerciales como de consumo, ya que el cerdo es la carne que más se produce y se consume en Europa (51 %), así como la más exportada.

    El CRIC es un centro de investigación gestionado con capital privado creado en 1997 para cubrir las necesidades de I+D en el ámbito de la pequeña y mediana empresa.

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