EFE.- La estación de medición de Tortosa ha visto pasar por delante en el último año hidrológico, ya cerrado porque es de octubre a octubre, un total de 3.978 hectómetros cúbicos (hm³) escasos de agua y nunca antes, desde 1913 (cuando se registraron 2.578 hm³) había bajado tan poco caudal por el río.

La sequía y la regulación de los embalses fundamentan unas cifras tan bajas, solo comparables a las que se dieron en los años hidrológicos 1989-1990, con 4.284 hm³ al paso por Tortosa, y 2001-2002, con 4.121.

De hecho, desde este último año siempre se habían superado los 6.000 hectómetros cúbicos, y ahora no se ha llegado a 4.000.

Eso sí, en datos mensuales correspondientes a este año, la Confederación Hidrológica del Ebro expone que siempre han superado los 100 hm³ de caudal mínimo de promedio mensual (que no diario), y solo en noviembre de 2011 se rozó el incumplimiento, con 103 m³ por segundo.

Según el hidrólogo Rafa Sánchez, responsable de la propuesta de caudal ecológico para el río Ebro de la Comisión de Sostenibilidad de las Tierras del Ebro, lo que es preocupante es la tendencia a la baja del caudal que llega al tramo final del río Ebre.

"Que un año baje menos agua no sería grave si los años posteriores el río se recuperara", dice Sánchez.

La propuesta de caudales que recoge el plan hidrológico de la cuenca del Ebro es de 3.350 hectómetros cúbicos y, en su opinión, "esto agrava aún más esta situación", pues tendrá efectos medioambientales perversos: más macrófitos y más mosca negra, con perjuicios irreversibles hacia una especie protegida en peligro de extinción como es la Margaritifera auricularia.

También supone menos calidad del agua, así como efectos negativos en toda la pesquería del Ebro, ya que disminuirán los nutrientes.

Una postura que ratifica la Plataforma en Defensa del Ebro (PDE) pues su portavoz, Susana Abella, asegura que ésta "es la constatación de que el caudal cada vez será más bajo, porque hay intención manifiesta de reducir el caudal al mínimo que marque la ley".

La portavoz de la PDE atribuye la causa de esta situación a los usos del agua que se hace cuenca arriba. "Se confirma que no hay ninguna intención de dirigir el rumbo, sino que el plan de cuenca ya prevé 465.000 hectáreas de regadío. Esto puede dar caudales bastante inferiores a los 1.000 hm³ al año", alerta Abella.

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