Finamerco era la sociedad que había comprado Bodegas Garvey a la firma Graspesherry por un importe de 650 millones de pesetas (3.906.578 euros), de los que en el acto de compra se pagaron 50 millones (300.506 euros), dejándose a deber el resto, 600 millones de pesetas (3.606.072 euros).

     Los hermanos Ruiz-Mateos aseguraron durante sus declaraciones que tenían una confianza absoluta en su padre y que era él quien tenía todo el poder de decisión tanto en la antigua Rumasa como en Nueva Rumasa, "mi padre decía a las 12 en el notario y eso iba a misa".

     "No solo no tenías poder de decisión sino que, muchas veces, debido a esa personalidad tan arrolladora que tenía mi padre, no tenías ni opinión. Es difícil explicar el carisma de mi padre, pero es así", aseguró en su declaración Alfonso Ruiz-Mateos.

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