Pese a que la corrupción y malversación ofuscan la mente de los políticos y no es para menos, también es cierto que no pueden dejar de atender problemas que siguen sin resolverse y marcan el desarrollo de los sectores que generan empleo. El agua, bien tan limitado como necesario, sigue siendo la gran asignatura pendiente. Tanto es así que data de 1420 el primer testimonio escrito sobre la necesidad de que la provincia recibiera el agua del Júcar. Hoy, 4 de noviembre de 2014, nos la jugamos todos. La presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, junto a quienes gestionan los recursos hídricos, acudirá a Madrid para solicitar 12 hm3 para abastecimiento humano.

     Sobre la mesa, también estará la imperiosa necesidad de contemplar la toma de Cortés de Pallás para garantizar la viabilidad del Trasvase Júcar-Vinalopó. El problema es que nos hemos quedado solos. Los mismos que denunciaron la atrocidad que el PSOE cometió en 2005, que defendieron con vehemencia y frenesí la existencia de sustancias nocivas en Azud de la Marquesa, nos vienen ahora con la ‘milonga’ de que el Júcar no tiene agua suficiente. Es la eterna canción, el catón de los valencianos. Siempre carecen de recursos, pese a que riegan a manta y el polémico río posee 1.290 hm3 de agua embalsada. Mientras, la provincia de Alicante almacena sólo 185 hm3. ¡Qué aberración!

     Recordemos de dónde viene esta situación tan nefasta. Narbona, de la noche a la mañana y sin ‘rumiarlo’ lo suficiente, cambió la toma de Cortés de Pallás por la de Azud de la Marquesa. Así, quedó configurado un Júcar-Vinalopó que deja a los agricultores sin la calidad y el precio que necesitamos para poder regar y a los ciudadanos con un agua que pueden utilizar para lo mismo que la proveniente de un charco de la carretera. Por tanto, la frase de que necesitamos recursos vengan de donde vengan no es cierta, sino política. Debemos retomar Cortes de Payas. Alarcón sólo es una solución provisional, como bien la diseñó el valiosísimo conseller García Antón, por las elevaciones de terreno que hay que soportar, lo que provocará un encarecimiento del líquido elemento. Ya ha quedado demostrando que cada vez hay más negocio, cada vez se vende más caro y no podemos más. Así, se dará una gran contrariedad. Siendo el agua fuente de vida, terminará por agotarnos a los agricultores. No ven que esto es justamente lo que nos está hastiando hasta a los más fieles.

      Tienen una gran oportunidad ante sus narices: demostrar ser capaces de solucionar los problemas del agua. Sería un escándalo que tuvieran que devolver 120 millones de euros por no alcanzar un acuerdo para utilizar Cortés de Pallás, toma que está en una fase muy avanzada de ejecución y en la que ya se ha invertido el dinero comunitario. Por temas como estos, España es el hazmerreír de la Unión Europea. La culpa es de la incapacidad de los políticos. Los gestores de verdad, esos que tan de menos está echando nuestra sociedad, son aquellos que cumplen con sus compromisos, responsabilidades y saben aportar soluciones eficientes. Si ellos se lo creerán, podrán hasta decírselo a ellos mismos, pero sólo estarán autoengañándose. Con los daños que ha habido y sus muchas promesas, ni siquiera han podido sacar nada de la sequía. Necesitamos que desde arriba miren más hacia Alicante. Ha habido una gran deslealtad contra quienes vivimos y trabajamos en la provincia. Por ello, nos unimos a la petición autonómica de que creen una Comisión independiente para gestionar el agua, que deberá comprometerse en erigir un nuevo Plan Hidrológico Nacional, pero no uno estéril, si no uno que tenga como objetivo prioritario solucionar la situación de escasez permanente del Levante español.

      Reconocemos que la situación económica actual dificulta acometer obras públicas, pero el Gobierno debe asentar las bases desde ya para consolidar el trasvase que necesitamos y está prácticamente ejecutado. Me reitero: queremos la doble toma y nos conformaremos con la de Azud dela Marquesa cuando no haya suficiente en Cortes, pero debe superarse ese momento infernal en el que nos encontramos y en el que ya nadie quiere ceder agua. Son conscientes de que han politizado el tema y aún siguen creando intereses ficticios para permanecer o alcanzar el poder. ¡Qué buen político soy porque os blindo el río! Si hasta el trasvase del Ebro, hiper caudaloso y capaz de crear con su construcción y puesta en servicio más de 514.000 empleos, ha levantado ampollas. Esta falta de conocimiento está causando estragos. Así, son ellos los que deben arreglar los platos que han roto y aportar una solución definitiva que palíe la falta de agua. Para nuestro gozo y alborozo, el de ciudadanos y políticos, la situación no es insalvable. Alicante conjuga a la perfección la escasez de recursos hídricos con su capacidad para generar riqueza, pero la clase política parece que no está aquí, sino en babia. Si se ponen a trabajar en serio y se centran en gestionar y aprobar leyes que resuelvan las necesidades, si terminan de ejecutar los proyectos y no los dejan a medias, las penurias podrán solventarse, habrá menos corrupción y más justicia. ¡Estoy convencido!

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