El documento atiende todas las demandas y reivindicaciones planteadas por el Gobierno de La Rioja, que inciden en la necesidad de acometer obras de regulación en los ríos de la comunidad, con el fin de garantizar el abastecimiento de agua a la población riojana y el progreso de la agricultura, además de proteger el medio ambiente y la biodiversidad, ha precisado Nagore.

    Burgos ha explicado que el proyecto contempla ocho actuaciones en los ríos Tirón, Oja, Cárdenas, Jubera, Linares y Alhama; y ha resaltado la construcción del embalse de Cigudosa-Valdeprado, el compromiso de finalizar las presas de Enciso y Soto-Terroba y la previsión de optimizar los recursos de los embalses de Mansilla, Pajares, González-Lacasa, Regajo, Yalde y Leiva.

Un embalse en el río Tirón, aunque aún está por definir su ubicación


    El Plan Hidrológico del Ebro contempla, en el río Tirón, la construcción de un embalse en la cabecera del río, donde falta por definir su ubicación, para satisfacer las necesidades de riego y abastecimiento con una reserva de agua de 18,75 hectómetros cúbicos (hm3) al año.

    En el río Oja se señala que la explotación de esta cuenca procederá de las aguas subterráneas del acuífero Pradoluengo-Anguiano y , de la construcción de las balsas de Manzanares y Corporales para atender las demandas de nuevos regadío; y se contemplan futuras obras de regulación, todavía por definir, para subsanar el posible déficit hídrico del acuífero.

    La cuenca del Najerilla está regulada por el embalse de Mansilla, suficiente para atender la demanda; y en la del Cárdenas está planificada la ejecución del embalse de San Lorenzo para satisfacer una demanda de 7 hm3/año, ha subrayado Burgos.

    También ha dicho que la cuenca del Iregua está regulada por los embalses de Pajares y González-Lacasa, con una capacidad de 70 hm3/año, que se considera suficiente; y en la de Leza se prevé la entrada en servicio de la presa de Soto-Terroba en 2015 para atender a demanda con una capacidad de 18 hm3/año.

    La balsa en Laguna garantiza el abastecimiento de los municipios de Laguna, Cabezón y Jalón de Cameros; mientras que en la cuenca del Jubera se contempla la ejecución de la presa de Robres del Castillo para garantizar las necesidades de agua a esta zona y a Galilea y Ocón, con una reserva de 8 hm3/año.

La presa de Enciso estará para 2015 y se impulsará la de Cigudosa-Valdeprado


    En la cuenca del Cidacos destaca la obra de la presa de Enciso, que se prevé que termine en 2015, mientras que su explotación se acometerá en 2016-2017.

    Burgos ha añadido que en la cuenca del Linares se incluyen el comienzo de la explotación de la presa del Regajo, prevista en 2013; la construcción del embalse de San Pedro Manrique (Soria) y otras obras de regulación complementarias.

    El impulso de la presa de Cigudosa-Valdeprado (Soria), con una capacidad de 62 hm3/año, garantizará las necesidades de abastecimiento y regadío en la cuenca del Alhama.

    Nagore ha indicado que La Rioja dispondrá de una reserva de agua de 148,75 hm3, distribuidos en las diferentes cuentas, de los que 20 se fijan en el tramo riojano del Ebro para prever diferentes aprovechamientos, que permitan garantizar y atender la modernización de regadíos y desarrollar la política establecida en esta materia.

    Su deseo es, a largo y medio plazo, transformar entre 30.000 y 40.000 hectáreas de regadíos en La Rioja, ha indicado el consejero de Agricultura.

    Nagore ha explicado que el Gobierno de La Rioja presentó 44 alegaciones a la propuesta del Plan Hidrológico, que espera que esté aprobado por el Ejecutivo central antes de que termine este año.

    Ha expresado la satisfacción del Gobierno regional porque el documento recoge, de esas 44 alegaciones, las más importantes y esenciales para La Rioja, aunque ha habido algunos aspectos que no se han incluido, como los relacionados con los caudales ecológicos y con la gestión de embalses, que se recogerán en otros documentos más concretos y específicos.

El Plan Hidrológico se retrasa y no estará para 2015


    Este Plan, consensuado con las comunidades autónomas, parte de los principios de unidad de cuenca y solidaridad entre las regiones, con el propósito de atender las actuaciones prioritarias desde el punto de vista del abastecimiento de agua de boca a los municipios y el desarrollo de la agricultura mediante la construcción y la modernización de las infraestructuras de regadío.

     La fijación de los caudales ambientales y el establecimiento de criterios claros y precisos para llevar a cabo desembalses son otros fines de este documento, cuyo horizonte es 2015, aunque algunas de las obras que contempla tienen un horizonte más extenso.

    Nagore ha reconocido el retraso que acumula la tramitación de este Plan Hidrológico, por lo que cree que el horizonte inicial de 2015 se prorrogará.

Rechazo de los ecologistas y afectados


   
Coagret y la Plataforma en Defensa del Ebro, votarán en contra del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro por considerar que se trata de una "oportunidad perdida" y no cumple la Directiva Marco del Agua. Ambas organizaciones, que representan a la denominada Cuenca Azul constituida por colectivos ecologistas y de afectados de la cuenca, han indicado en un comunicado que el nuevo plan no adapta la gestión convencional de explotación de recursos hídricos a las nuevas necesidades del siglo XXI ni ha servido para modernizar las Confederaciones, donde la administración pública se pone al servicio de una parte de los usuarios.

    A su juicio, el nuevo Plan de Cuenca sigue alentando la "hidroesquizofrenia" por la expansión del regadío y usura por las concesiones del agua propias de principios del siglo XX, cuando las realidades socioeconómicas y ambientales nada tenían que ver con la situación actual.

    Para estas organizaciones, la demanda agraria hipoteca el futuro del Ebro y su objetivo es el máximo control de los recursos hídricos, con una demanda agraria de 10.800 hectómetros cúbicos al año de los 13.900 anuales de media de los recursos naturales del Ebro y se sustenta en el desarrollo de 445.000 hectáreas de nuevos regadíos, que sumados a las 965.000 actualmente existentes, "continuará degradando los ecosistemas acuáticos".

    Coagret y la Plataforma en Defensa del Ebro denuncian además que el plan presume de que el 70% de las masas de agua están en buen estado cuando únicamente se han estudiado 314 de las 635 existentes y dejando en el tintero las más extensas y complejas como podían ser las zonas húmedas y protegidas, las aguas de transición y marinas.

    Asimismo, entre otras medidas, denuncian que el Plan propone la construcción de 35 nuevos embalses y mantiene la expectativa sobre 44 más encaminados a incrementar el almacenamiento de recursos hídricos y que afectan, todos ellos, a zonas de alto valor natural y en varios casos amparadas con figuras de protección.

    Por ello, critican el "cinismo" del plan al justificar muchos de estos embalses como medida ambiental para tener caudales ecológicos, cuando lo que hace un pantano es "desregular" el funcionamiento natural de un río.

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