EFE.- ‘El Mil’ del Poaig y su hermano pequeño, ‘El Verd’ del Poaig, llevan el fruto de los olivos de la comarca castellonense de El Maestrat, de más de 3.000 años de vida, a cruzar las fronteras nacionales a través del aceite de oliva más caro del mundo.

Joaquín Solsona, creador de la empresa El Poaig y actor de profesión, ha explicado a EFE desde París, donde se encuentra actuando en estos momentos, cómo quiso recuperar la cosecha familiar de aceite y poner en valor la historia de los olivos milenarios porque "no se le ha hecho justicia en el mundo ni al aceite ni a los olivos milenarios".

La empresa castellonense ha fijado un precio de 130 euros para la botella de 500 mililitros y no tiene constancia de que exista un aceite en el mundo de mayor cuantía económica.

El nombre del primer aceite de la empresa, El Mil, hace referencia a los olivos milenarios de la zona que da nombre a la marca, El Poaig, situada entre Peñíscola, Càlig y Benicarló.

El producto, fruto de una "reflexión y una investigación sobre los elementos filosóficos que había detrás de él", tenía que ser diferente, explica el propietario de la empresa, "no por diferenciarse sino por poner en valor la historia que iba dentro".

Tras viajar por todo el mundo, encontró en la empresa valenciana CuldeSac un diseño que reflejaba, según Solsona, el "espíritu" de su idea y que quedó plasmado en una "maravillosa" botella de cerámica, hecha a mano y que lleva en su interior el "tesoro".

El Mil es un aceite procedente de 437 olivos milenarios de la variedad Farga, que tiene un tono verde oliva y un aroma que posee notas de hierba recién cortada, cítricos, azahar y almendras.

Después de un año nació el "hermanito pequeño", El Verd, con la misma botella pero de tamaño reducido, con un envasado diferente con láminas de cartón que "caen como pétalos" y elaborado con la variedad canetera, en peligro de extinción, y que sólo existe en el Maestrat.

La canetera, "tiene una característica muy especial de sabor, muy verde", dice Solsona, quien aclara que su nombre "no viene del color del aceite sino de aquello a lo que recuerda cuando lo tomas: a cosas verdes como alcachofas, hierva recién cortada, hojas de olivo…"

El pequeño de la familia ha sido protagonista de catas en las galerías Harrods de Londres, donde "la gente aplaudía cuando caían los pétalos", explica Solsona.

Las variedades de El Poaig se elaboran cuidadosamente en la almazara ‘Baix Maestrat’ en Benicarló. La calidad del aceite es "increíble", porque se utiliza alta tecnología que permite que el aceite nunca esté en contacto con el oxígeno para no perder propiedades.

El aceite se encuentra en depósitos de acero inoxidable con nitrógeno, que se renueva cada día.

En cuanto a la comercialización del producto y sus reconocimientos internacionales, Solsona destaca que la revista Time eligió a El Mil como uno de los 100 mejores productos del año y Harrods organizó catas. "Fueron ellos los que nos dijeron: queremos ese producto", aclara el responsable de El Poaig.

Solsona cita países como China, Dubai, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Canadá, Singapur, Hong Kong, Taiwan, Corea, así como varios de Europa, como destino de su producto, ya que hasta el 95 por ciento de la producción de El Poaig va destinado al extranjero.

En cuanto al precio, 130 euros la botella de 500 mililitros, "creo que es el más caro del mundo", afirma Solsona, y ha justificado su precio por su costoso proceso de elaboración.

Así, desvela que la porcelana está "hecha a mano y cada pieza es única", del mismo modo que la producción del aceite "es más cara por tratarse de olivos grandes, aislados y con poco rendimiento, a los que se dedica más horas de trabajo y por los que se paga muy bien a los propietarios".

Actualmente producen, siempre bajo pedido, de 3.500 a 4.000 botellas al año de El Verd, y entre 7.000 y 8.000 de El Mil, aunque se pretende alcanzar una producción que ronde las 20.000 con el tiempo, puesto que las ventas "se multiplican por tres cada año".

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