Para el vacuno se trata de una enfermedad sin "ningún efecto sanitario" y la ganadería española "ha aprendido a convivir" con ella, ha añadido.

       Ha apuntado, además, que los productores tienen cada vez una mayor conciencia sobre la necesidad de vacunar porque la lengua azul "se controla así perfectamente".

Reticencias en Castilla y León con el ovino

      Respecto a esta enfermedad, Luis Ángel Cabezas, presidente de Asaja Salamanca, ha señalado, en una entrevista a Miguel Corral, en salamancatvaldia.es, que en la región "hay un problema añadido. Concretamente cuando se vacunó en Castilla y León hace dos años, en Salamanca, que se vacunó de los serotipos 1 y 4, creo recordar, la vacuna más que un remedio fue una enfermedad por el número de abortos. Y por eso los ganaderos están un poco reticentes a volver a vacunar. Es cierto que la vacuna está mucho más probada que estaba antes, que en las zonas del sur se está vacunando, que las ganaderías que se dedican a criar genética y a exportar para países árabes están vacunando porque se lo exige la exportación y no están teniendo problema, con lo cual también hay que transmitir un poco esa tranquilidad al ganadero; que la vacuna ya no da esos problemas de abortos ni de mortandad, y hay que ir pensando que quizá para el año que viene nos toca vacunar".

    En cualquier caso, señala que "este año si se mete ya el frío es probable que el mosquito se muera y pare ahí, como ocurrió hace dos años. Cada dos años tenemos el problema por estas fechas, antes de que empiecen las heladas, y este año hasta ahora no ha helado y eso ha hecho que la lengua azul haya subido muy arriba".

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