Año tras año es habitual que, desde enero a junio, los productores de fresas de Huelva destinen aquella fresa de menor tamaño y con alguna deformación al uso industrial. Esto supone, aproximadamente, 80 millones de kilos de fresa de industria, lo cual es una cantidad considerable de producto. Pero a estas alturas del año, el sector exige que se concrete ya el precio de esta fresa para la industria y advierte a los productores que no cierren ningún acuerdo sin contrato.

Pero lejos de suponer la venta de fresa de industria para productos manufacturados una salida viable para el agricultor, año tras año desde UPA Huelva constatan cómo el sector industrial se aprovecha de la necesidad de salida y almacenamiento de este producto.

Además, desde UPA Huelva denuncian que esta relación comercial se realiza, en la mayoría de los casos, sin el establecimiento de un contrato que asegure al productor las condiciones de venta (precio, cantidad y período de entrega). Esto supone en la práctica que muchos agricultores entregan las fresas con la esperanza de darles salida a un precio razonable, aspecto que año tras año no se produce.

recomiendan a los agricultores que negocien previamente a la entrega el precio de venta con contrato

El sector industrial siempre actúa de la misma forma, según denuncia UPA. De enero a junio los productores y productoras van aportando fresa y la industria llena sus almacenes. Dependiendo de este llenado la propia industria insta a seguir produciendo al agricultor para llegar a su tope de almacenamiento y, al final de la campaña, es cuando los industriales ponen el precio que más les conviene para toda la recolección.

Además de esto, la industria no paga en el momento de recogida o al final de la campaña, sino que lo hace entre agosto y septiembre, con el consiguiente perjuicio económico añadido para el agricultor, que desconoce hasta el final de la campaña qué precio se le va a aplicar y si este precio le rentabiliza los costes de producción.

Desde UPA-Huelva recomiendan a los agricultores que negocien previamente a la entrega el precio de venta de la fresa de industria y que las condiciones se recojan en un contrato por escrito. Esta es la única forma de evaluar costes y rentabilidad y que se defiendan los compromisos que se pacten, de otra forma es entregar un “cheque en blanco” a quién, año tras año, viene demostrando una posición de dominio frente a los productores.

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