Desde que comenzó la democracia ha habido ministros que han logrado sacar a la calle a los agricultores y ganaderos en infinidad de ocasiones, pero lo que no ha logrado el actual, Miguel Arias Cañete, salvo puntuales protestas por la PAC, lo va a conseguir el de Industria, que no sólo tiene cabreado a toda España por las constantes subidas de la luz en sus hogares, sino que ha conseguido soliviantar a todo el sector agrario y ganadero en su más amplio término, ya que no se trata sólo de los regantes, sino de las fábricas de purines, la orujeras, las explotaciones ganaderas, … y un tan largo etcétera que no cabe en un solo artículo.

    Y lo peor es que, además, le ha hecho un flaco favor a su compañero de Gobierno, porque mientras en estos dos años sólo se ha oído hablar de recortes, de contención de gastos, de ahorro y de esfuerzos por la crisis, Miguel Arias Cañete ha logrado que no sólo se hablase de los miles de millones que iban a llegar con la PAC, sino de que en el campo era poco menos que la salvación de la crisis en España, que sus exportaciones salvaban al país de la prima de riesgo y que nos esperaba un futuro cooperativista o una seguridad alimentaria a la vuelta de la esquina que no la tenía ni Alemania.

    Y tanto esfuerzo para que ahora descubramos que da igual qué  se plante o cuándo, hay que pagar por todo el año a precio de oro, quizás porque el ministro Soria piensa que como el sector es el que mejor va será el que más dinero tiene. Claro que también Montoro dice que, poco menos, se le debe dar las gracias por recortar al 30% las ayudas al desarrollo rural, que por si él fuera, ni un euro, que eso son competencia de las autonomías.

    El problema, como siempre ocurre, es que ni se vivía en el mundo de Alicia en el país de las Maravillas, ni había tanto beneficio como algunos pensaban y que con esta política de cobro a los regantes lo único que van a lograr es que cierren las explotaciones, se arruinen quienes ya lo hicieron para mejorar su regadíos y la supuesta teta de la que media España se suponía que estaba chupando se quede seca y maloliente, porque como también cierren las fábricas de purines el enfado se oirá en las calles, pero el mal olor se va  meter dentro de muchos Ministerios.

     Seamos sensatos. Si algo va bien en este país para qué nos los vamos a cargar. De qué sirve apretar al sector injustificadamente y negarse a negociar algo tan básico como que se pague sólo por la potencia real registrada. Está claro que no se les va a aplicar un IVA reducido (a Montoro le puede dar un infarto y no está la cosa para esos sustos con los recortes en Sanidad) pero por lo menos que se actúe con sentido común, porque a este paso el último no va a pagar la luz para ahorrar, sino para cerrar su explotación definitivamente.

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