En su opinión, Castilla-La Mancha acumula casi la mitad de la superficie nacional de viñedo, con alrededor de 450.000 hectáreas que," de excluirse como superficie elegible, conllevaría elevadas pérdidas de fondos comunitarios que actualmente perciben nuestros socios viticultores".

    Por ello cree que esta amenaza, de no incluir al viñedo en el nuevo sistema de derechos de pago básico que el Ministerio podría adoptar, "coincide con la decisión que antes del 1 de agosto el gobierno español debe adoptar sobre la “recuperación” definitiva de todo o parte de los 142,75 millones de euros por campaña que el sector viene percibiendo de los derechos de pago único, hacia medidas del Plan de apoyo del sector para el período 2014-18 (reestructuración de viñedo, promoción en países terceros, inversiones, etc.). Contar con los dos sistemas: derechos de pago básico y plan nacional de apoyo al sector, son perfectamente compatibles, y uno no excluye al otro".

Mensaje de tranquilidad a los mercados

    Por otro lado, y tras conocer los datos oficiales de producción, tanto en Castilla-La Mancha como en España, alcanzando 18 y 34 millones de hectólitros de vino y mosto respectivamente en la presente campaña 2012/13, con un descenso global de casi el 8% respecto a la campaña anterior, Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha quiere poner de manifiesto que son cifras "que confirman las previsiones que se hicieron, y por tanto no deben variar sustancialmente la situación y el comportamiento del comercio vinícola de mercado, manteniéndose el equilibrio actual del mercado mundial de vino".

    En su nota recalcan que es un hecho que "aún queda más de medio año para la obtención de vino nuevo en el hemisferio norte, y son aún fuertes las necesidades de abastecimiento que tiene la industria envasadora mundial para cubrir este espacio de tiempo que nos separa hasta la próxima vendimia, y que aún existen muchos factores e incógnitas por despejar hasta que las viñas conformen su futura producción".

    Finalmente, la organización cooperativa plantea la necesidad de que las bodegas-cooperativas avancen paulatinamente en la vertebración e integración comercial hacia grupos fuertes y de dimensión ya que, aunque se viva en la actualidad una coyuntura favorable, han de prepararse para afrontar momentos con dificultades futuras; y que por tanto, se debería intensificar el ritmo para crear alianzas comerciales y de gestión conjunta, "para asegurar un futuro estable y más prometedor a sus socios viticultores".

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