Asaja-Cádiz ha propiciado un encuentro a cuatro bandas para atajar el problema de inundaciones que arrastra Chipiona desde antes de 2003, a consecuencia del alto nivel de la capa freática y que afecta a más de 600 explotaciones y más de 200 hectáreas. La asociación agraria consiguió reunir por primera vez al Delegado Territorial de Agricultura de la Junta de Andalucía en Cádiz, Daniel Sánchez, a la alcaldesa de la localidad, Isabel Jurado y  a la Comunidad de Regantes de Costa Noroeste para diagnosticar en profundidad el problema y plantear las posibles soluciones.

La asociación agradece la disposición del Delegado Territorial de Agricultura, Daniel Sánchez, y la alcaldesa, Isabel Jurado, que han respondido con prontitud a la llamada de Asaja-Cádiz y han mostrado su disponibilidad total para solucionar a cuatro bandas lo antes posible este problema.

Entre ellas, se encuentra dar carácter de urgencia a la concesión de las licencias necesarias para que la Comunidad de Regantes pueda acometer las obras para el bombeo de agua desde los dos primeros pozos. Además es necesario que se resuelvan los escollos administrativos para que, por fin, la Comunidad de Regantes pueda disponer de las ayudas necesarias por parte de la Consejería de Agricultura.

La raíz del problema de Chipiona

Por otro lado, los agricultores piden poder bombear agua desde sus pozos, de forma controlada, y que ello no suponga encima sanciones para los mismos, cuestión que  ayudaría a resolver parte del problema.

La raíz del problema es un acuífero con el nivel freático alto que rebosa en cuanto hay una pluviometría mínima (con 10 l/m2 empiezan las inundaciones) inundando todo a su paso, ya sean cultivos, infraestructuras, invernaderos, etc. Este problema ocasiona daños cuantiosos para los agricultores de la zona que se ven a merced del agua cada cierto tiempo, situación que sufren desde antes 2003.

La reunión para poner encima de la mesa el problema y atajar las soluciones, se celebró ayer por la tarde en Chipiona, propiciada por Asaja-Cádiz que quiere conseguir que los profesionales del campo, muchos dedicados a la flor cortada, ornamentales, frutas y hortalizas consigan tener una actividad normal sin vivir a merced del agua.

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