Para conseguirlo, el equipo cuenta con una finca experimental en Huelva en la que ensaya los nuevos emisores de riego, lo que le permitirá elegir aquellos que en el campo logren una mayor uniformidad de aplicación del agua y mejoren la eficiencia de aplicación.

    La repercusión directa de un mayor control sobre el agua será la reducción de la huella hídrica del producto (metros cúbicos de agua usada por cada tonelada de fresa) al utilizarse sólo la cantidad de agua estrictamente necesaria y por consiguiente la reducción de la contaminación del acuífero de Doñana.

    De esta forma se reducirán los impactos ambientales en un área de alta sensibilidad ambiental como es el entorno del Parque Nacional de Doñana.

(Foto: www.grufesa.com)

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