La mitad restante deberá ser cubierta con biocarburantes de segunda generación, es decir, los fabricados a partir de residuos y mediante otras fuentes alternativas como la paja. "España quiere poner un punto de equilibrio al debate europeo", afirmó el ministro.

    "Apostamos por los biocombustibles de ultima generación por su desarrollo tecnológico y comercial, pero desde la prudencia de que hemos apostados por los tradicionales, se han hecho esfuerzos de inversión, de investigación, se han desarrollado proyectos empresariales que también tienen que tener una continuidad y una seguridad jurídica", indicó Arias Cañete.

    Además, el titular español pedirá que se calcule "bien" la huella de carbono -las emisiones directas e indirectas de dióxido de carbono (CO2)- que conlleva la producción de los combustibles de última generación, para que "no haya sistemas de contabilidad que contribuyan a un estímulo artificial" sin saber su impacto real.

    "Pedimos rigor, seriedad, prudencia y legislar de una manera ordenada para los ciudadanos europeos", recalcó el ministro.

    Por otra parte, Arias Cañete dijo que durante la discusión que mantendrá con sus socios europeos sobre la revisión de la legislación comunitaria de evaluación ambiental, España defenderá que ésta normativa dé seguridad jurídica "pero que también sea fácil de aplicar, comprensible para los ciudadanos y que se pueda tener la mayor rapidez en los procesos de evaluación medioambiental".

    "España está revisando su normativa de evaluación medioambiental en línea con esta directiva, y lo que estamos pidiendo es que cuando se articule definitivamente, se tengan en cuenta esos principios de simplicidad para los ciudadanos europeos, dentro de la garantía del medio ambiente", explicó.

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