EFE.- En 2004 el país alcanzó el mayor rango de deforestación de América y el segundo del mundo, que solo consiguió frenarse tras aprobar la ley conocida como «Deforestación Cero», la cual solo afecta a la mitad del territorio paraguayo, de acuerdo con WWF.

«Valoramos el trabajo del Legislativo para continuar con la ley de deforestación cero que apunta precisamente a tratar de regular un proceso de bajada de la frontera agrícola», explicó Troya, de visita la semana pasada en Asunción tras asistir a una cumbre internacional de su movimiento en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú.

Según Troya, el crecimiento de la demanda de soja y carne en países como China es tan grande que «hay que influir en el mercado chino» para conseguir que haya una producción agrícola que respete los bosques y los cauces hídricos en los países productores como Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

«No basta con lo que podamos conseguir en Paraguay, hay que hacer que toda tenga una contraparte en China, si no influimos en ese mercado no se pueden tomar medidas», aseguró.

Troya propuso «trabajar con las grandes comercializadores de soja» para que solo compren producción de cultivos que se haya certificado que respetan el medio ambiente.

«Hay 7 o 10 comercializadores mundiales que pueden exigir o solo comprar soja certificada, o soja legal. Es una propuesta para varias comodities, ya que pedimos lo mismo con los productos de mar», manifestó el vicedirector de WWF Internacional para Latinoamérica y el Caribe.

Troya pidió que se consoliden corredores ecológicos en Paraguay porque «desde 1999 la cobertura del bosque Atlántico se ha ido perdiendo hasta llegar a mínimos».

En Paraguay, el uso de pesticidas en los grandes latifundios dedicados a la soja ha provocado las protestas de campesinos porque dicen que sus animales y cultivos de subsistencia se ven afectados.

Los labriegos exigen al Gobierno que controle el uso de los agroquímicos por parte de los grandes terratenientes para que cumplan la ley, mientras que estos aseguran respetarla.

«Nosotros somos muy críticos con los procesos de contaminación de poblaciones. Se deben cumplir las normas y los protocolos internacionales porque la contaminación por el uso de agrotóxicos es evidente», dijo Troya, doctor en Jurisprudencia por la Facultad de Derecho en la Universidad Católica de Ecuador.

«Esto ha significado grandes batallas en distintos países del mundo, hay un consenso muy grande de que el uso indebido de esos agrotóxicos no es compatible con una calidad alimentaria y de vida», añadió.

Con respecto al uso de transgénicos aseguro que «hay un debate interno» en su organización porque mientras que en algunos países como EE.UU. se usan y «no hay un debate sobre el tema», en Ecuador están prohibidos en la Constitución y en Europa hay «mucho rechazo».

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