La feria, que se celebra cada dos años desde 1983, llega a la treintena en un año particular, marcado no solo por la crisis mundial, sino por la propia del sector, que tras varios años de bajos precios en el producto, por debajo de los costes de producción, en su última cosecha apenas si sobrepasó la producción de 600.000 toneladas de aceite nacionales.

    Aún así llama la atención la presencia de más de 300 expositores, de los que 28 son internacionales, llegados de países como Italia, Portugal, Francia, Turquía, Eslovenia, Túnez, Argentina, China, Argelia, Holanda, Alemania, y la India.

    A esto hay que añadir el desembarco de misiones comerciales, como la llegada de Arabia Saudí, o la empresas del sector agroalimentario con entidades de América.

    A pesar del gran peso que continúa teniendo la maquinaria en la muestra, es notorio el cambio producido en los últimos años, donde es fácil ver pasear entre los visitantes profesionales a cocineros y restauradores, principalmente en el III Salón Internacional del Aceite de Oliva Virgen Extra, donde se reúnen más de 150 marcas de aceite de calidad superior procedentes de los premios internacionales, de las denominaciones de origen españolas y aceite de delegaciones extranjeras.

    Una superficie de más de 32.000 metros cuadrados que pretende reunir, hasta el próximo sábado, a más de 47.000 profesionales del sector, desde la producción a la comercialización y restauración, desde la medicina y el medio ambiente a los últimos avances tecnológicos

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