La experiencia de El Carvajal es una apuesta por la innovación y por la decisión de unos agricultores que decidieron apostar por romper las normas y arriesgar. Así después de muchos años de seguir la tradición, desde hace seis años optaron por ir adelantando la siembra hasta llegar esta campaña a casi finales de enero y principios de febrero, lo que les ha permitido no sólo mantener la producción, sino incluso aumentarla (el año pasado duplicó la media andaluza y triplicó la nacional) y encontrase actualmente, a mediados de julio, poniendo fin a la recolección, mientras que en la mayoría de las plantaciones aún falta más de un mes para iniciarla.

    Y para ello no sólo han arriesgado en el tiempo de siembra, sino también en la forma de cultivarla, al pasar de unas 70.000 plantas por hectárea a unas 110.000 en la actual campaña aumentando las dosis de siembra al cambiar el marco de 70 centímetros a los  50 centímetros. Incluso, en contra de lo que muchos expertos les han señalado, han mantenido una parcela de 35 hectáreas durante tres años consecutivos cultivando girasol, sin rotaciones, y los resultados están a la vista, ya que se espera para este año una media de 2.300 kilos por hectárea.

    Como señala Pedro Gallardo, la clave de este éxito no sólo se debe a estar cerca del mar, sino que se trata de una fórmula que “se puede exportar perfectamente a todo valle del Guadalquivir. Incluso, señala, nuestros vecinos y otras parcelas de Jerez han comenzado a seguir nuestros pasos y a adelantar la siembra con muy buenos resultados. Tanto que se está consiguiendo un rendimiento casi de regadío en una tierra de secano”.

Una innovación en serio peligro por culpa de Europa

    Pero no sólo hay que ser valientes, sino también saber cómo poner en marcha esta tipo de iniciativas, Y para ello, apostaron desde el primer momento por las semillas Bosfora y Sandro de Syngenta, que son las que les han ‘ayudado’ a tener estos buenos resultados. Sin embargo, este sistema corre un serio peligro, ya que la decisión de la Unión Europea de prohibir determinados pesticidas puede acabar con esta apuesta gaditana.

   Como explica Gallardo, “al plantar con tanta antelación, se necesita una media de 20 días para que crezca, mientras que si se hace como siempre en abril lo hace en siete, y para mantenerla viva todo ese tiempo necesita una mayor protección de insecticida y un tratamiento especial de las semillas, porque es la única forma de combatir a los gusano alambre y a la rosquilla. Por eso, si la UE suspende estos tratamientos es difícil que se pueda seguir con él, porque sin la protección adecuada no es viable esta fórmula”.

   Y lo más curioso es que la prohibición europea se debe a que se mantiene que estos pesticidas están dañando a la apicultura, mientras que en este cortijo de El Carvajal hay un apicultor que pidió permiso para dejar sus panales cerca del girasol “y hasta el momento, y se lo he preguntado muchas veces, no ha notado ni una mayor ni una menor mortandad de sus abejeas”, recalca gallardo, quien además ha reconocido que mientras que en la provincia y zonas cercanas empieza a aparecer el Jopo Raza F, menos en su explotación al estar protegida por el Bosfora.

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