El juicio contra todos ellos se ha celebrado durante esta semana en la Audiencia de Tarragona y ahora habrá que esperar a la sentencia, prevista para después del verano.

    Según la fiscalía, en 1998 y 1999, la empresa cárnica Prograsa mantuvo relaciones comerciales con la sociedad Nueva Comarcal de Reus y, a finales de 1998, las compañías dispusieron que el pago de las materias primas que Nueva Comarcal recibía de Prograsa se efectuara mediante pagarés aportados por Hibramer, del grupo Nueva Rumasa.

    Pero los días en que vencían estos pagarés el banco los devolvía -por un importe de más de 200.000 euros-, por lo que Prograsa demandó a Nueva Comarcal y a Hibramer.

    Según la fiscalía, los acusados, "puestos de común acuerdo y con la intención de lograr un beneficio económico en perjuicio ajeno, crearon ante Prograsa, empresa proveedora, la falsa apariencia" de que Nueva Comarcal de Reus era solvente, "dado que sus deudas estaban avaladas por Hibramer, entidad mercantil filial del grupo empresarial Nueva Rumasa, aprovechando el prestigio empresarial que esta última representaba".

    El hijo de José María Ruiz-Mateos "ofreció avalar las operaciones mercantiles", añade la fiscalía, "con la ilícita finalidad de no terminar saldando la deuda contraída con Prograsa".

Además, los acusados "concertaron en falsificar la firma del que figuraba como avalista en los pagarés emitidos y así poder repeler las reclamaciones de pago correspondientes".

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