Según explica a Efeagro el director del proyecto, Francisco Miró, la idea se gestó en 2007 cuando en la Unión Europea y por parte de las cadenas de distribución se exigieron requisitos de residuos por debajo de los Límites Máximos de Residuos legalmente establecidos para las frutas y hortalizas, entre otros productos. El próximo año, Bayer celebra su décimo aniversario del proyecto Food Chain Partnership.

El método sostenible

     El punto de partida, con cada productor participante, es visitar y estudiar la finca y conocer el estado sanitario en lo que a plagas se refiere; a partir de ahí, detalla Miró, se trabaja con los agricultores para optimizar el uso de productos para la protección de las plantas (de agroquímicos y fitosanitarios), “con seguimientos en las fincas y monitoreos de plagas”.

     Desde la compañía destacan que, en este trabajo en conjunto, Bayer CropScience ofrece sus conocimientos sobre las soluciones más adecuadas para proteger los cultivos y los expertos acuden a las explotaciones para colaborar con los productores.

     Cursos de formación, regulación de la maquinaria, uso de boquillas antideriva (al aplicar los fitosanitarios) o gestión de fauna auxiliar son otras de las posibilidades que se les plantean.

Doble beneficio para los agricultores

     Miró resalta que esta iniciativa supone un doble beneficio para el agricultor, que mejora los rendimientos y produce fruta y verdura de calidad a un coste competitivo, lo que le permite cumplir con los requisitos de los mercados europeos más exigentes y atraer a sus consumidores.

     Las explotaciones participantes en Food Chain Partnership de Bayer se dedican, en su mayoría, a frutales de hueso como melocotones y nectarinas; a cítricos -naranjas, mandarinas, limones-, uva de mesa, y, en menor medida, a tomate, pimiento, fresa, sandía, melón y caqui. 

     Se localizan, principalmente, en el área mediterránea, además de en las provincias andaluzas de Almería, Sevilla y Huelva; y tres proyectos en Extremadura (en el área española) y otros seis en territorio portugués.

Casos concretos

    El productor de fresa Grufesa (Huelva) participa desde hace cinco campañas y le ha supuesto, según indica a Efeagro su gerente, Carlos Cumbreras, “un cambio de mentalidad a la hora de entender la producción” que, en su caso, asciende a 20.000 toneladas de fresa. Cumbreras resalta que los resultados avalan su apuesta por la agricultura sostenible en sus 440 hectáreas: en la última temporada, el 35 % de la producción ha salido al mercado con “residuo cero”.

    Desde Primor Fruit, su director técnico, Christophe Bouchet, valora los medios y el apoyo que reciben para mejorar el trabajo en su finca de 500 hectáreas de melocotón y nectarina en Sevilla. Remarca que, en su caso, ya practicaban un “enfoque general” de sostenibilidad de la producción, pero que la colaboración en Food Chain Partnership de Bayer les aporta ideas y soluciones en el aspecto fitosanitario, que se traducen en una “garantía añadida”.

    Según Miró, los planes de futuro del proyecto pasan por “reforzar estos indicadores de sonstenibilidad” y trabajar conjuntamente para conseguir mejorar en todos los parámetros; como el reaprovechamiento del “caldo sobrante” (de fitosanitarios) de las fincas, que mediante Phytobac las degrada con un lecho biológico y evita que vaya a las aguas subterráneas y, por tanto, no contamina.

    También se trabaja en los estudios de biodiversidad de las fincas, en las que se analiza el impacto de la producción sobre la fauna y la flora, y “se intenta conservar e incluso mejorar las especies que se encuentran en ellas”. Una iniciativa que defiende la sostenibilidad como seña de identidad para los agricultores, cuyas frutas y hortalizas llegan cada vez más seguras a un consumidor cada vez más exigente: España exportó en 2013 casi 12 millones de toneladas (el 92 % a la Unión Europea), por un valor de 10.682 millones de euros, según datos del Ministerio de Economía

       Según explica a Efeagro el director del proyecto, Francisco Miró, la idea se gestó en 2007 cuando en la Unión Europea y por parte de las cadenas de distribución se exigieron requisitos de residuos por debajo de los Límites Máximos de Residuos legalmente establecidos para las frutas y hortalizas, entre otros productos. El próximo año, Bayer celebra su décimo aniversario del proyecto Food Chain Partnership.

El método sostenible

     El punto de partida, con cada productor participante, es visitar y estudiar la finca y conocer el estado sanitario en lo que a plagas se refiere; a partir de ahí, detalla Miró, se trabaja con los agricultores para optimizar el uso de productos para la protección de las plantas (de agroquímicos y fitosanitarios), “con seguimientos en las fincas y monitoreos de plagas”.

     Desde la compañía destacan que, en este trabajo en conjunto, Bayer CropScience ofrece sus conocimientos sobre las soluciones más adecuadas para proteger los cultivos y los expertos acuden a las explotaciones para colaborar con los productores.

     Cursos de formación, regulación de la maquinaria, uso de boquillas antideriva (al aplicar los fitosanitarios) o gestión de fauna auxiliar son otras de las posibilidades que se les plantean.

Doble beneficio para los agricultores

     Miró resalta que esta iniciativa supone un doble beneficio para el agricultor, que mejora los rendimientos y produce fruta y verdura de calidad a un coste competitivo, lo que le permite cumplir con los requisitos de los mercados europeos más exigentes y atraer a sus consumidores.

     Las explotaciones participantes en Food Chain Partnership de Bayer se dedican, en su mayoría, a frutales de hueso como melocotones y nectarinas; a cítricos -naranjas, mandarinas, limones-, uva de mesa, y, en menor medida, a tomate, pimiento, fresa, sandía, melón y caqui. 

     Se localizan, principalmente, en el área mediterránea, además de en las provincias andaluzas de Almería, Sevilla y Huelva; y tres proyectos en Extremadura (en el área española) y otros seis en territorio portugués.

Casos concretos

    El productor de fresa Grufesa (Huelva) participa desde hace cinco campañas y le ha supuesto, según indica a Efeagro su gerente, Carlos Cumbreras, “un cambio de mentalidad a la hora de entender la producción” que, en su caso, asciende a 20.000 toneladas de fresa. Cumbreras resalta que los resultados avalan su apuesta por la agricultura sostenible en sus 440 hectáreas: en la última temporada, el 35 % de la producción ha salido al mercado con “residuo cero”.

    Desde Primor Fruit, su director técnico, Christophe Bouchet, valora los medios y el apoyo que reciben para mejorar el trabajo en su finca de 500 hectáreas de melocotón y nectarina en Sevilla. Remarca que, en su caso, ya practicaban un “enfoque general” de sostenibilidad de la producción, pero que la colaboración en Food Chain Partnership de Bayer les aporta ideas y soluciones en el aspecto fitosanitario, que se traducen en una “garantía añadida”.

    Según Miró, los planes de futuro del proyecto pasan por “reforzar estos indicadores de sonstenibilidad” y trabajar conjuntamente para conseguir mejorar en todos los parámetros; como el reaprovechamiento del “caldo sobrante” (de fitosanitarios) de las fincas, que mediante Phytobac las degrada con un lecho biológico y evita que vaya a las aguas subterráneas y, por tanto, no contamina.

    También se trabaja en los estudios de biodiversidad de las fincas, en las que se analiza el impacto de la producción sobre la fauna y la flora, y “se intenta conservar e incluso mejorar las especies que se encuentran en ellas”. Una iniciativa que defiende la sostenibilidad como seña de identidad para los agricultores, cuyas frutas y hortalizas llegan cada vez más seguras a un consumidor cada vez más exigente: España exportó en 2013 casi 12 millones de toneladas (el 92 % a la Unión Europea), por un valor de 10.682 millones de euros, según datos del Ministerio de Economía

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