EFE.- Para combatir esta plaga, los agricultores de la Denominación de Origen Pera de Jumilla llegaron a realizar hasta diez tratamientos anuales con una media de tres productos químicos por aplicación, sin llegar a conseguir los resultados que esperaban.

   Esta dinámica de incrementar los tratamientos se hizo insostenible por su elevado coste, que ascendía a más de 700 euros por hectárea y por esta razón solicitaron al IMIDA hace seis años que buscara una solución biológica a este problema.

    Hasta ahora el IMIDA ha logrado aumentar las poblaciones de enemigos naturales y controlar la Psyla de manera efectiva y con ello ha conseguido reducir los tratamientos químicos a una sola aplicación, en invierno, de un aceite mineral de baja toxicidad.

   Según el director del IMIDA, Adrián Martínez, los resultados conseguidos hasta ahora "suponen un gran avance, ya que la reducción de tratamientos químicos representa una mayor seguridad tanto para el agricultor como para el consumidor, así como poder ofrecer un producto de calidad en el mercado".

   La Psyla produce una melaza que se acumula en hojas y frutos, que, posteriormente, es colonizada por fumagina, un hongo que acaba depreciando el valor comercial de este cultivo.

     Según el investigador Juan Antonio Sánchez, del departamento de Biotecnología y Protección de Cultivos del IMIDA, cada cultivo tiene su comunidad de enemigos naturales.

   En el caso de la Pera de Jumilla, aparecieron tres grupos: unos chinches depredadores, las arañas y las hormigas. Durante cinco años los investigadores realizaron el seguimiento de los cultivos, con muestreos semanales, y comprobaron que el incremento de estos tres grupos de enemigos naturales iba asociado a la reducción de la densidad de la citada plaga.

   Finalmente elaboraron un programa de manejo para transmitirlo a los agricultores de la Denominación de Origen.

   Según Juan Antonio Sánchez, las hormigas son beneficiosas porque retiran la melaza que producen la Psyla y los pulgones, pero por tal motivo desplazan a cualquier insecto o arácnido, o cualquier organismo que se encuentre en los cultivos que no les produzca un beneficio.

   Jumilla es la mayor zona productora de España y de Europa de esta variedad de peral que cuenta con Denominación de Origen, integrada por 116 productores. La superficie de cultivo es de 330 hectáreas.

   A pesar de que esta variedad no es autóctona, está muy adaptada a las condiciones climáticas del territorio jumillano, que le dan a este fruto unas cualidades organolépticas muy específicas.

   La pulpa blanca y jugosa de la pera de Jumilla, ligeramente perfumada y de excelente sabor, hace que este fruto sea muy apreciado en los mercados. Además, su recolección temprana permite conseguir unos buenos precios.

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